Durante el Devónico y el Carbonífero, los niveles de oxígeno de la Tierra eran un 20% superiores a los actuales. Estos niveles "embriagadores" de oxígeno estimularon sin duda el crecimiento y permitió a los animales hacerse notablemente grandes en un periodo de tiempo muy breve.
Se han hallado rastros de una criatura tipo milpiés de casi dos metros de longitud.
En esta época, los insectos aprendieron a volar, y lo hicieron con una pericia tan asombrosa que no han tenido la necesidad de modificar sus técnicas desde entonces. La libélula podía, entonces como ahora, volar a 50 kilómetros por hora, parar instantáneamente, mantenerse inmóvil en el aire, volar hacia atrás y elevarse de una forma que los seres humanos no llegamos a comprender. Richard Conniff se refiere a este tema cuando señala que "la Fuerza Aérea estadounidense las ha puesto en túneles de viento, para ver cómo se las arreglaban, y se desesperaron".
También ellas se atracaron de aquel aire tan rico y llegaron a hacerse grandes como cuervos en los bosques del carbonífero. Los árboles y el resto de la vegetación alcanzaron también proporciones exageradas. Los equisetos y los helechos crecieron hasta los 15 metros, los licopodios alcanzaron alturas de hasta 40 metros (algo así como la altura de un edificio de 12 plantas).
No hay comentarios:
Publicar un comentario