lunes, 29 de agosto de 2016

Cortos de vista y predicciones fallidas (y 2)

En 1858, el canciller británico de hacienda, Benjamín Disraeli (1804-1881), que diez años después sería primer ministro, se opuso ferozmente a la idea de que Gran Bretaña invirtiera una sola libra en la construcción del canal de Suez, pues la empresa era «el intento más inútil y totalmente absurdo». Probablemente, parte de esta oposición se debía al hecho de que el canal estaba siendo financiado por Francia. Lo cierto es que considerando el asunto geográfica y políticamente tenía mucho más sentido que la idea fuese inglesa, dado que el nuevo canal iba a ahorrar el largo camino alrededor de África y el cabo de Buena Esperanza para llegar a India. Cuando el Canal quedó terminado en 1869 le fue extremadamente útil para mantener la dominación inglesa sobre la India.
La magnitud de la empresa, por muchos comparada a la construcción de las pirámides, encendió la imaginación de público, periodistas y escritores, entre ellos el joven Julio Verne. Tras publicar en 1863 su novela Cinco semanas en globo, con la que obtuvo un gran éxito, escribió París en el siglo XX, que ni siquiera llegó a ver publicada por ser demasiado fantástica: ya que los franceses estaban siendo capaces de construir el canal de Suez, Verne consideró muy probable que en el siglo XX fueran capaces de llevar barcos hasta París y transformó a la ciudad en una gran ciudad portuaria. El editor de Verne tenía toda la razón, la novela era demasiado fantástica: telegrafía fotográfica -actualmente conocida como fax—, trenes automáticos, luces nocturnas y un faro (pues era una ciudad marina) situado a sólo unos metros de distancia del emplazamiento actual de la torre Eiffel. El editor rechazó la obra diciendo: «Nadie creerá tus profecías».

Tras patentar el teléfono en 1876, Alexander Graham Bell se dirigió a la Western Union, la compañía de comunicaciones más importante entonces en Estados Unidos gracias al telégrafo, y les ofreció el aparato a cambio de 100.000 dólares. William Orton, presidente de la compañía, rechazó la oferta con la frase: «¿Qué uso podría hacer esta compañía de un juguete eléctrico?». En descargo de Orton se puede decir que quizá tuvo que leer la descripción de la patente: «El método de, y el aparato para, transmitir sonidos vocales u otros telegráficamente [...] causando ondulaciones eléctricas de forma similar a como el aire acompaña las vocalizaciones u otros sonidos». Bell posteriormente fundó la Bell Telephone Company, y el teléfono terminó por devorar al gigante de la telegrafía que lo había rechazado.
En la Bell Telephone trabajó el físico americano Chester F. Carlson (1906-1968), y posteriormente en el departamento de patentes de la empresa de productos electrónicos de Nueva York, P. R. Mallory Company. Harto de hacer copias manuales de los dibujos de las patentes y especificaciones, en 1934 comenzó a buscar una forma de mecanizar el trabajo. En 1940 obtuvo la patente del proceso xerográfico y, aunque durante esos años muchas otras empresas e inventores estaban investigando en el mismo terreno, fue rechazado dos veces por la IBM y una vez por Kodak. El total de empresas que prescindieron de su innovación fue más de veinte. En 1947 se presentó a una empresa al borde de la bancarrota, la Haloid Company, que decidió invertir en el invento como medida desesperada. Funcionó, y la Haloid es conocida como la Xerox Corporation. Carlson se hizo multimillonario.
El director de cine mudo D. W. Griffith (1875-1948), autor de El nacimiento de una nación (1915) e Intolerancia (1916), recibió el encargo, junto con otras celebridades de su tiempo, de escribir para el Saturday Evening Post lo que él estimaba que serían los próximos cien años: «No queremos y nunca querremos voces humanas en la pantalla». Su profecía era muy semejante al grito que tres años más tarde dio el presidente de la Warner Brothers, Hany M. Warner, «¿Quién demonios quiere oír hablar a los actores?», o a la frase de Charlie Chaplin en 1928: «Las películas necesitan sonido tanto como las sinfonías de Beethoven necesitan letras».

A finales de la década de los veinte todo era optimismo en los mercados financieros, y eran frecuentes artículos en revistas femeninas con títulos como Todo el mundo puede ser rico en el que se enseñaba la forma de ganar dinero invirtiendo 15 dólares en la Bolsa. El 17 de octubre de 1929, el profesor de ciencias económicas en Yale, Irving Fisher (1867-1947), autor de numerosos libros y teorías, afirmó: «Las bolsas han adquirido lo que parece un nivel alto permanente». El 24 de octubre, una semana más tarde de esta profecía, comenzó la gran depresión. En los años posteriores la predicción de Fisher fue muy citada, a su pesar.

Y, finalmente, una gran predicción musical. Cuando en 1964 los Beatles se preparaban para su primera gira americana, Alan Livingstone, presidente de Capitol Records, su sello en Estados Unidos, pronosticó: «No creo que consigan nada en este negocio».

miércoles, 24 de agosto de 2016

¿Por qué votamos a un partido? Neurociencia del voto

Pensamos que nuestra decisión de otorgarle el voto a un candidato o a un partido en unas elecciones políticas es el resultado de un proceso razonado, minucioso, en el que sopesamos una serie de factores –programa, pasado, formación, propuestas, personalidad, etc— para llegar a una conclusión que admite un riguroso escrutinio intelectual. Solamente las personas radicales o ignorantes toman decisiones irracionales, víctimas de la manipulación emocional y la propaganda electoral. Pensamos que ejercemos el control de nuestro cerebro, somos conscientes de las estratagemas de los medios de comunicación, las agencias de marketing y  la propaganda política.  Esto es lo que creemos, justamente porque el diseño de nuestro cerebro nos recompensa cuando logramos encontrar evidencia de nuestros razonamientos.
Tomar una decisión es un fenómeno altamente complejo, en el que intervienen numerosas áreas del cerebro, muchas de las cuales se oponen entre sí.  Históricamente consideramos que la razón es la función cerebral más valiosa y efectiva, especialmente en lo que concierne a tomar una decisión: el frío y preciso análisis de la información y sus variables. Heredamos de Platón la idea de que debemos de regular nuestras emociones –esos caballos desbocados—y aplicar el mesurado rigor de la razón. En apariencia incluso la neurociencia parece confirmar esta preponderancia de la razón: la corteza frontal cerebral, el asiento de la razón y el pensamiento analítico, es un rasgo distintivo entre el cerebro humano y el cerebro de otros animales.
En su libro "How We Decide", Jonah Lehrer, explora el proceso cerebral que supone tomar una decisión. 
https://wronghands1.com/2016/07/01/xenophobic-world-map/
En primer lugar, es importante confirmar que los electores con una afiliación política marcada difícilmente cambian de opinión. Entre 500 electores con una fuerte afiliación partidista a los que se les intentó persuadir en Estados Unidos en 1976 sólo 16 cambiaron de opinión y votaron por el otro partido. Otro estudio registró el comportamiento electoral de votantes entre 1965 y 1982, midiendo el flujo de oscilación en la afiliación entre uno u otro partido. Aunque fue una época muy tumultuosa en la política estadounidense, sólo el 10% de las personas que se identificaron como republicanos en 1965 dieron su voto a los demócratas en 1980.
Lo interesante es dilucidar el por qué de esta persistencia partidista
El psicólogo de la Universidad de Emory, Drew Westen, realizó un estudio con resonancias magnéticas en la elección de 2004 en Estados Unidos en el que mostró a los votantes declaraciones contradictorias de cada candidato, George W. Bush y John Kerry. Bush aparecía alabando la labor de los soldados en Irak y prometía servicios de salud gratuitos para los veteranos y luego se le informaba al sujeto del experimento que ese mismo día había suspendido el beneficio médico a 164 mil veteranos. Kerry caía en flagrantes contradicciones sobre su posición sobre la guerra de Irak, votando a favor como senador y luego dando a entender una posición radicalmente opuesta en la retórica de su campaña. Los sujetos del experimento tenían que evaluar el nivel de contradicción de los dos candidatos en una escala del 1-4. No debería sorprendernos saber que los demócratas convencidos valoraron las contradicciones de Bush en lo más alto en la escala (las de Kerry les parecieron poco preocupantes). Los republicanos disculparon las contradicciones de Bush pero hallaron intolerables los deslices de Kerry.
En otro estudio, el científico político de Princeton, Larry Bartels, realizó una investigación en la década de los 90 que apunta en la misma dirección. Durante la presidencia de Bill Clinton, el déficit del presupuesto disminuyó en más del 90%; sin embargo, cuando se le preguntó a electores republicanos en 1996 qué había sucedido con el presupuesto en la presidencia de Clinton, más del 55% dijeron que el déficit se había incrementado. Lo interesante es que los republicanos dentro del grupo de los “muy informados” –que siguen las noticias, leen la prensa y pueden identificar a sus congresistas— no respondieron con mayor precisión que los “poco informados”. Bartels infiere que saber más de política no borra los sesgos partidistas y los electores solo asimilan datos que confirman lo que ya creen. Si la información no se ajusta a su visión política de la realidad, entonces es convenientemente ignorada.*
La naturaleza de nuestro cerebro hace que solo escuchemos lo que queremos, lo demás nos parece ruido. Literalmente, como sugiere un estudio realizado por el psicólogo Timothy Brock y Balloun. Brock y Balloun sometieron a un grupo de fieles cristianos y a un grupo de ateos a un mensaje radiofónico en el que se atacaban la enseñanzas de la Iglesia; para hacerlo más interesante, añadieron un ruido molesto a la grabación. El oyente podía reducirlo simplemente apretando un botón para aclarar el contenido del mensaje. Los no-creyentes siempre intentaban reducir la estática para escuchar bien el mensaje; los creyentes en cambio preferían el mensaje tal cual, con una dosis de ruido que lo hacía más difícil de oír. Dice Jonah Lehrer “Todos silenciamos la disonancia cognitiva a través de una ignorancia autoimpuesta”.
Aún más. Solemos creer que elegimos libremente lo que vamos a hacer. Sin embargo, desde 2008 se conoce que unas milésimas de segundo antes de ser conscientes de nuestra decisión el cerebro ya la ha tomado, y no es hasta después cuando adquirimos consciencia de lo que hemos decidido. Es decir, la actividad neural preconsciente precede a la decisión consciente que se cree tomada libremente. El estudio en cuestión consistió en visualizar la actividad cerebral con técnicas de neuroimagen durante la toma de decisiones conscientes rápidas y simples en un grupo de voluntarios. Estas decisiones consistían en mover un dedo cuando se quisiera, a intervalos irregulares para no poder predecir su movimiento. Pues bien, la actividad cerebral asociada a esta decisión se detectó en los lóbulos prefrontal y parietal milisegundos antes de que los sujetos fuesen conscientes de que iban a mover el dedo. Para el cerebro, esos milisegundos son casi una eternidad. Esto también se ha demostrando recientemente para decisiones más complejas y abstractas, como qué opción política vamos a votar en una elecciones, o qué alternativa apoyamos en un referéndum. Entonces, ¿sobre la base de qué el cerebro decide el voto?
Cierto que cada persona tiene unas preferencias políticas, aunque no siempre se traduzcan en el voto que termina emitiendo. Por extraño que parezca, la tendencia política se correlaciona con rasgos biológicos concretos. Por ejemplo, un estudio del 2007 indicó que la orientación política de las personas queda reflejada, en parte, en diferencias de funcionamiento de un mecanismo cognitivo relacionado con el autocontrol. Se observó que el conservadurismo extremo se asocia a poca flexibilidad –en el sentido de predisposición cognitiva– a cambiar las respuestas habituales ante los conflictos, entendiendo por conflicto las discordancias que puede haber entre las respuestas que uno suele dar ante una situación determinada y las posibles respuestas alternativas más útiles en cada caso concreto.
Dicho de otro modo, las personas que manifiestan un conservadurismo más extremo responden más adecuadamente a cuestiones en las que la respuesta óptima presenta menos variables, mientras que las liberales lo hacen cuando no hay una respuesta óptima predeterminada. En este contexto, los conceptos de conservador y liberal se refieren al espectro político de EEUU, donde se hizo el estudio. Esta actividad diferencial reside en un grupo concreto de neuronas de la parte anterior del cíngulo, una zona del cerebro vinculada al control de las emociones.
En otro estudio realizado en 2013 se exploraron las diferencias en la función cerebral entre progresistas ("liberales", demócratas o de izquierdas) y conservadores ("republicanos", de derechas) a la hora de asumir decisiones arriesgadas. Aunque el comportamiento final de progresistas y conservadores no fue diferente, su actividad cerebral sí lo fue. Las personas de izquierdas mostraron (curiosamente) una actividad mayor en la ínsula izquierda, también implicada en el procesamiento de las emociones, mientras que los conservadores mostraron mayor actividad en la amígdala derecha. Los resultados sugieren procesos cognitivos distintos y evidencian que los conservadores muestran una mayor sensibilidad a los estímulos amenazantes. Con esto no se afirma que nuestra estructura cerebral controle de manera estricta nuestra tendencia política –eso sería una afirmación excesivamente reduccionista–, pero sí se puede afirmar que hay un claro vínculo entre nuestra biología y la tendencia política que manifestamos, entendida a grandes rasgos y considerando la media de la población.
Otro aspecto muy estudiado es la imagen pública del candidato, al fin y al cabo, la persona en quien se concreta el voto. En un estudio publicado en 2008 realizado por equipos americanos, irlandeses y surcoreanos, se encontró que la apariencia física de los candidatos era importante sobre los resultados electorales, es decir, que el físico influye mucho sobre el voto. Uno de los resultados más sorprendentes fue que las atribuciones negativas a la apariencia ejercen mucha mayor influencia que las positivas a la hora de votar. Los candidatos que habían perdido las elecciones en esos diferentes países provocaban una activación evidente de dos zonas del cerebro encargadas de procesar los estímulos emocionales de valor negativo. En cambio, los candidatos ganadores no suscitaban ninguna activación de esas zonas. Es decir, lo que no gusta de los políticos es más importante que lo que gusta. Se vota más pensando en evitar que otros ganen que no deseando realmente que gane el partido al que se vota. Los ganadores lo son porque los ciudadanos quieren evitar que los otros gobiernen.
* Por otra parte, Noam Chomsky hace hincapié reiteradamente en cómo las elecciones en Estados Unidos son en realidad batallas de agencias de relaciones públicas, en las que el candidato es el producto y aquel que tiene mayor presupuesto generalmente gana (el Center for Responsive Politics tiene estadísticas que señalan que 9 de 10 veces el candidato con mayores fondos gana la elección). 
http://pijamasurf.com/2012/06/la-neurociencia-del-voto-lo-irracional-de-una-eleccion/
http://www.ub.edu/geneticaclasses/davidbueno/Articles_de_divulgacio_i_opinio/La_Vanguardia/2013/13-07-06_Como_vota_el_cerebro.pdf
http://www.jonahlehrer.com/
http://www.photoeye.com/bookstore/citation.cfm?catalog=ZG799
http://thisisnthappiness.com/post/147915424129/if-im-late-start-with-out-me
http://thisisnthappiness.com/post/146665154149/no-one-saves-us-but-ourselves-chris-milnes
http://thisisnthappiness.com/post/144561149474/all-roads-lead-to-nowhere
http://www.brooklynstreetart.com/theblog/

lunes, 22 de agosto de 2016

¿Existió un Diluvio Universal?

"Yahvé observó que los hombres se estaban multiplicado sobre la faz de la Tierra y la violencia y la maldad crecía en ellos. De hecho, la violencia era tanta que, a los ojos de Yahvé, la Tierra estaba arruinada, por lo que decidió destruir esa generación".
Así comienza el relato bíblico del Arca de Noé, en el que se narra cómo, por orden de Dios, el patriarca Noé construye una embarcación para su salvación y la de su familia quienes, preservados del diluvio universal, repoblarían la Tierra con su descendencia.
Esta historia se encuentra tanto en los textos sagrados del judeocristianismo (la Torah y el Antiguo Testamento) como en el Corán. Su origen puede remontarse al mito sumerio de Ziusudra, incluido en un poema épico de la mitología Caldea llamado Atrahasis. También en otro mito sumerio, el de Utnapishtim, en el que se cuenta cómo un antiguo rey fue advertido por su dios personal de que construyera una embarcación en la que escaparía de un diluvio enviado por el consejo superior de los dioses.
Pero los mitos acerca de grandes inundaciones se encuentran no sólo en sociedades de Oriente Próximo, sino también en muchas otras civilizaciones antiguas de todo el mundo. Podemos descubrir relatos sobre un gran diluvio (además de en las antiguas tablillas sumerias), en el Deucalión de la mitología griega, en la ciencia de los k'iche 'y los pueblos mayas de Mesoamérica, en el mito Gran Yu o Gun-Yu de China, en las historias de la tribu Lac Courte Oreilles Ojibwa de América del Norte y en las historias de los Muiscas. Uno de estos textos -uno de los más antiguos e interesantes- proviene de la mitología hindú, y si bien existen discrepancias, no deja de ser fascinante la cantidad de similitudes que comparten la historia de Noé y su Arca y la de Manu Vaivasvata y su gran barco lleno de animales y semillas para repoblar la tierra.
Por otra parte, recientes excavaciones realizadas en China confirman grandes inundaciones sufridas hace 4.200 años y que apuntan que el legendario Gran Yu existió realmente.
Qinglong Wu, director del estudio, concluye que sus resultados "implican un menor número de contradicciones" que otras explicaciones alternativas. Todo parece apuntar a la veracidad de los textos ancestrales. “Parece que ahora sí que podemos añadir la historia de una gran inundación en China a la creciente lista de leyendas de antiguas catástrofes que pueden tener sus raíces en hechos reales”, ha concluido a su vez David Montgomery.
Además, hace más de 4.000 años se produjeron también  grandes migraciones  desde el Cáucaso a Occidente, y la población de Europa cambió por dichos movimientos migratorios. Se desconoce lo que motivó estas corrientes migratorias. ¿Tal vez tuvieran relación con el Diluvio? 
Por el momento, existen varias teorías que explican el origen de la historia del diluvio universal. 
La más popular se refiere a la inundación del Mar Negro. Esta teoría fue propuesta inicialmente en 1990 por dos científicos de la Universidad de Columbia, William Ryan y Walter Pitman. Los arqueólogos han encontrado evidencias de restos de un barco naufragado y antiguas cerámicas, así como restos de personas que murieron en un gran diluvio en el Mar Negro hace unos 7000 años. Estiman que más de 150.000 kilómetros cuadrados de tierra se hundieron bajo el agua en un periodo muy corto de tiempo. Esta teoría sugiere que el desastre de la inundación pudo haberse narrado más adelante con la historia de Noé y el diluvio universal.
Otra, muy relacionada con esta, afirma que hace más de 8.000 años, un inmenso trozo de hielo se desprendió en el Atlántico Norte y provocó una subida de hasta 1,4 metros en el Mediterráneo. Como consecuencia, el Mar Negro (un lago de agua dulce durante el Holoceno) se inundó de agua salada y provocó un gran desplazamiento de población entre los primeros campesinos humanos, que hicieron posible una temprana expansión de la agricultura por el resto de Europa.
Las comunidades que vivían en las orillas de los mares Mediterráneo y Negro fueron las más vulnerables. Ya no podían cultivar. Se estima que llegaron a inundarse hasta 72.700 kilómetros cuadrados en la época de la máxima inundación, que habría durado unos 34 años.
Otra teoría, que fue propuesta por el arqueólogo Bruce Masse en 2004, se refiere a que un cometa se estrelló en la Tierra hace 5000 años, creando enormes tsunamis y cambios en el clima que llevaron a la inundación de muchas áreas. Su evidencia se basa en relatos mitológicos y dibujos antiguos, pero no hay ningún indicio sólido para apoyar esta visión. Lo que sí parece demostrable es el impacto de un cometa fragmentario sobre la superficie terrestre que hace unos 12.900 años causó un enorme enfriamiento global y la desaparición de 35 especies de mamíferos diferentes.
¿Llegaron tarde a la puerta de embarque del arca? ;)
http://www.ancient-origins.es/noticias-general-orígenes-humanos-religiones/la-sorprendente-similitud-entre-la-leyenda-hindú-la-inundación-manu-el-relato-bíblico-noé-002466
https://es.wikipedia.org/wiki/Arca_de_No%C3%A9
http://www.ancient-origins.es/noticias-historia-arqueologia/inundaciones-china-hace-4200-ños-apuntan-que-el-legendario-gran-yu-existió-realmente-003691
http://axxon.com.ar/not/179/c-1797032.htm
http://www.ancient-origins.es/ciencia-y-espacio-evoluci-n-y-or-genes-humanos-or-genes-humanos-ciencia/el-diluvio-universal
https://bibliotecavilareal.wordpress.com/tesoros-digitales/catastrofes/

lunes, 15 de agosto de 2016

Cortos de vista y predicciones fallidas (1)

En 1830 el astrónomo Dyonisius Lamer (1793-1859) anunció que un barco de vapor jamás podría cruzar el Atlántico porque para ello necesitaría más carbón del que podía llevar a bordo. Del ferrocarril dijo algo parecido: los pasajeros morirían ahogados, pues a esa «tremenda» velocidad no podrían respirar.
En 1899, Charles H. Duell, el comisario de la Oficina de Patentes de Estados Unidos, le escribió una carta al presidente de Estados Unidos, William McKinley (1843-1901), pidiéndole que aboliera la oficina de patentes: «Todo lo que se puede inventar ha sido inventado».
El 10 de diciembre de 1903 el New York Times afirmó que era completamente inútil que la gente intentara volar, y advertía a Samuel Langley, en aquel entonces enzarzado en la construcción de una máquina voladora, que abandonara el proyecto y no derrochara tiempo, dinero y prestigio: «La vida es corta, y [Langley] es capaz de realizar servicios a la humanidad incomparablemente mayores de los que pueden ser obtenidos intentando volar. [...] Para estudiantes e investigadores del tipo de Langley hay empleos mucho más útiles». Una semana después de publicarse este texto los hermanos Wright realizaron su primer vuelo exitoso.
Algunos años después, en 1910, el astrónomo americano William H. Pickering escribió que «la imaginación popular a menudo se representa gigantescas máquinas voladoras lanzadas a través del Atlántico y transportando innumerables pasajeros de una forma análoga a nuestros modernos barcos de vapor. [...] Parece seguro decir que tales ideas son completamente visionarias, y que incluso si una máquina pudiera cruzarlo con uno o dos pasajeros el precio sería prohibitivo para cualquiera excepto para aquellos capitalistas que pueden poseer un yate propio». 
El premio Nobel de Física, Albert Michelson (1852-1931), afirmó en 1903 que «las leyes más importantes y fundamentales de la Física han sido todas descubiertas, y éstas están actualmente tan firmemente establecidas que la posibilidad de ser jamás complementadas excede lo remoto».
La cosa tuvo su ironía, porque Albert Michelson, en compañía de Edward Williams Morley (1838-1923), demostró que no había un éter a través del cual viajara la luz, y que un fotón emitido desde la Tierra no tenía una velocidad igual a la de la luz más la de la Tierra, sino sólo la velocidad de la luz. En gran parte impulsado por estos resultados, Einstein desarrolló su teoría de la relatividad, un cambio completo de las leyes de la física sólo dos años después de que Michelson pronunciara su famosa profecía. 
Pero no solo se equivocan científicos y periodistas. 
El gran filósofo (pero pésimo arúspice) Auguste Comte(1798-1857) aseguró que una máquina jamás tendría fuerza suficiente como para escapar del campo gravitatorio de la Tierra y llegar a otros planetas.

Fuentes: 
Peter Villanueva Hering:  Errores falacias y mentiras. 
http://www.malavida.com/listas/tecnologia-de-hoy-imaginada-hace-100-anos-005622 
http://th.physik.uni-frankfurt.de/~jr/physpiceingroup.html

miércoles, 10 de agosto de 2016

Decepción y recuerdo. El experimento clásico de Leon Festinger

La decepción es el concepto básico del experimento realizado por Leon Festinger en 1959. Tenía la esperanza de exponer la disonancia cognitiva en un experimento que fue hábilmente disfrazado como un experimento de desempeño.
El experimento consistió en pedir a una serie de sujetos que realizasen una tarea muy aburrida. Al concluir la tarea los dividió en tres grupos, les preguntó qué les había parecido la tarea y todos opinaron que les resultó muy aburrida. A los sujetos del primer grupo, el grupo control, les dijo que el experimento había concluido y que se podían ir. A los sujetos del segundo grupo, les dijo que afuera se encontraba una persona que tenía que realizar la tarea pero que no estaba muy convencida, así que les daría 1 dólar si le decían que la tarea fue muy divertida, con los del tercer grupo hizo lo mismo, pero en vez de un dólar les dio 20. Posteriormente los integrantes del segundo grupo serían informados de que los del tercer grupo recibieron una suma mayor de dinero.
Al cabo de una semana Festinger llamó a todos los sujetos para preguntarles de nuevo qué les pareció la tarea, los del primer y tercer grupo reafirmaron su anterior respuesta, que la tarea había sido muy aburrida.
Sorprendentemente descubrió que los del segundo grupo creían que la tarea fue divertida. La explicación de por qué en el tercer grupo no se produjo el efecto de disonancia cognitiva, es que al haber sido pagados ya tenían una justificación para la mentira dicha, por lo cual no debieron modificar su percepción del experimento. Las personas del segundo grupo de control, por el contrario, no tenía justificación para la mentira (solo les pagaron 1 dólar), por lo que debieron modificar sus percepciones del experimento y comenzar a considerarlo divertido.

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http://thisisnthappiness.com/
http://arrestedmotion.com/2016/07/releases-paco-pomet-habia-una-vez-once-upon-a-time-print/
http://thisisnthappiness.com/post/148717079674/dont-bother-with-the-local-girls-michael-donovan
http://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Sesgos_cognitivos

domingo, 7 de agosto de 2016

Hegel, el hermético

La dificultad para entender el pensamiento de Hegel es proverbial. En el Prólogo a la Fenomenología del Espíritu escribió, entre otras cosas igual o más difíciles de entender: “Solo lo espiritual es real; es la esencia o el ser en sí lo que se mantienen y lo determinado -el ser otro y el ser para sí- y lo que permanece en sí mismo en esta determinabilidad o en su ser fuera de sí o es en y para sí. Pero este ser en y para sí es primeramente para nosotros o en sí, es la sustancia espiritual”
Como escribió Pedro González Calero: “Para mí, sin comentarios; para sí, no sé.”
De la supuesta sabiduría de Hegel dijo Schopenhauer que no era más que "una payasada filosófica, un galimatías repugnante, un oscuro encadenamiento de insensateces y disparates que a menudo recuerda a los delirios de un lunático". En su Parerga y Paralipomena escribió:
"Si se quiere embrutecer adrede a un joven y hacerle incapaz de toda idea, no hay remedio más eficaz que el asiduo estudio de las obras originales de Hegel”
Schelling, por su parte, afirmaba sobre la oscuridad reinante en la filosofía de su tiempo: “En filosofía, el grado en que cada uno se aparta de lo inteligible casi se ha convertido en la medida de su maestría”. Lo gracioso de estos filósofos, decía Heine, es que encima se quejan de no ser comprendidos.
Según se cuenta, las últimas palabras de Hegel fueron: 
-Hubo uno que me entendió y ni siquiera ése me entendió.
Pero hay una parodia de esta leyenda, que parece aludir a Marx (pues Marx asumió la dialéctica hegeliana, pero dándole un carácter materialista), según la cual las palabras de Hegel deberían haber sido estas otras: 
-Hubo uno que me entendió y a ese no lo entendí yo.
González Calero, Pedro: Filosofía Para Bufones. Ariel, Barcelona, 2007.
https://es.wikipedia.org/wiki/Arthur_Schopenhauer
https://eldesafiodelpensamiento.wikispaces.com/Hegel+-+Schopenhauer%C2%A0(2)
https://www.instagram.com/p/BH5GKZKjbV4/

viernes, 5 de agosto de 2016

Muerte, sexo y mestizaje. El misterio de la extinción de los neandertales y otras noticias.

Durante los meses de junio y julio de 2016 han aparecido varias noticias que aclaran algunas cuestiones pero abren nuevas incógnitas sobre los orígenes del ser humano.
El Homo Neanderthalensis fue la especie predominante en Europa hace 45.000 años. Varios asentamientos en Alemania han sido analizados para intentar determinar su evolución demográfica. Los hallazgos arqueológicos muestran cómo estos grupos desaparecieron súbitamente inmediatamente después de conseguir su plenitud demográfica. En el estudio, dirigido por el profesor Jürgen Richter, se expone que para el período comprendido entre 110.000 y 70.000 años hay sólo cuatro sitios de asentamiento conocidos, mientras que en el período de entre 70.000 y 43.000 años hay noventa y cuatro. Menos de 1000 años después se produjo la extinción absoluta. Esto es, se llega a la conclusión de que los neandertales alcanzaron su pico poblacional justo antes de que su población disminuyera rápidamente y finalmente se extinguiera.
El número de sitios, su análisis y el análisis de las herramientas encontradas en estos asentamientos indican que la población neandertal en Alemania estaba sujeta a fluctuaciones demográficas extremas. En esta zona durante el Paleolítico Medio, parece que se produjeron cíclicamente varias migraciones, aumentos de población y posteriores disminuciones, hasta llegar a la extinción en ciertas áreas y luego un retorno de colonos a estos sitios.
El motivo de esa drástica desaparición todavía no está claro. Tal vez pudo ser debido a la baja diversidad genética o, posiblemente, al rápido ascenso demográfico del Homo Sapiens. 
Otro grupo internacional de investigadores ha descubierto la primera evidencia de canibalismo neandertal del norte de Europa, datada hace 40.500 a 45.500 años, en el yacimiento de Goyet (Bélgica), donde se han identificado 99 restos óseos pertenecientes a un mínimo de cinco individuos. La comparación de los vestigios neandertales con otros restos de fauna como caballos y renos recuperados en el mismo yacimiento "sugiere que las tres especies fueron consumidas de manera similar". Además se ha constatado que los restos óseos de sus congéneres fueron utilizados como percutores blandos en la fabricación de herramientas de piedra.
Al hacer un análisis completo del ADN mitocondrial de diez neandertales, los investigadores duplicaron los datos genéticos existentes en esta especie que se extinguió hace unos 30.000 años. Se confirmaron los resultados de estudios anteriores, al mostrar relativamente la poca variación genética en el final de los neandertales europeos. En otras palabras, estaban estrechamente relacionados entre sí. Esta gran uniformidad genética, a pesar de las distancias geográficas, indica que la población neandertal que habitaba Europa "era de pequeño tamaño".

En el otro extremo del mundo, Indonesia, una nueva evidencia ha revelado que los humanos modernos probablemente emplearon el fuego en la cueva de Liang Bua (Isla de Flores) hace 41.000 años, reduciendo la brecha de tiempo entre el último Homo floresiensis y los primeros humanos modernos en este sitio. La sedimentología y el estudio de láminas delgadas en algunos hogares hallados en la cueva de Ling Bua, certifican que fueron realizados por humanos modernos hace 41.000 años. Según los últimos estudios el 'hobbit' desapareció hace 50.000 años, al mismo tiempo que llegaba el Homo Sapiens al sudeste asiático. Estos hogares pueden ser una prueba de su relación directa y de que el hombre moderno pudo ser (¿una vez más?) el principal condicionante de la desaparición del Homo Floresiensis.
Por otra parte, en los últimos años, la historia de nuestra especie se ha convertido en una interesantísima película de sexo y mestizaje. Primero supimos que sapiens y neandertales no eran las dos especies aisladas que se pensaba, pues repetidamente tuvieron hijos fértiles desde hace unos 55.000 años. Después, el análisis genético de restos fósiles hallados en Siberia y el de humanos actuales desveló que nuestros ancestros también tuvieron descendencia con los denisovanos, de quienes hasta hace pocos años no se sabía ni que existían, hace unos 50.000 años. Su ADN está aún presente en australianos y habitantes del sur de Asia. Y ahora, un equipo de científicos españoles e indios publican pruebas de que hubo un tercer intercambio de fluidos y genes con otro antepasado cuyo rastro puede encontrarse aún en el genoma de los habitantes de las islas de Andamán, en la India.

Los investigadores han analizado el genoma de 70 indios, 10 de ellos del archipiélago de Andamán, para intentar averiguar cuál es el origen de sus gentes. Con la tez oscura, el pelo muy rizado y una estatura de pigmeos, estos humanos son muy diferentes a los indios del continente. Una vieja teoría del siglo XIX decía que esta población descendía de un grupo diferente al de los humanos que salieron de África hace unos 60.000 años para poblar el resto del planeta y  del que descendemos todos los Homo sapiens.
El estudio, publicado en Nature Genetics, ha demostrado que esa teoría no tiene ningún fundamento y que los pobladores de Andamán son genéticamente muy parecidos a cualquier otro humano del mundo. Su estatura posiblemente se deba a que hubo en ellos una fuerte selección natural y, al vivir en una isla, se enanizaron, como se ha demostrado que pasó con otros mamíferos y posiblemente también con el famoso hobbit de Flores, según los autores del trabajo. El color de la piel de estas personas, tan oscuro, posiblemente no ha sufrido modificación en todo este tiempo y es probablemente el que tenían todos nuestros ancestros antes de abandonar el continente africano.
Lo más sorprendente del trabajo es que el genoma de esta población contiene fragmentos que no se corresponden con los de ningún humano actual. Los investigadores creen que se trata de restos del genoma de un antepasado extinto con el que los sapiens se cruzaron y tuvieron hijos fértiles, aunque se ignora la identidad de ese homínido.  Se trataría de un homínido emparentado con neandertales y denisovanos, con los que compartió un ancestro común, pero bien diferenciado de ellos. Por ahora no hay forma de saber quién era este tercer compañero de cama, aunque podría tratarse del Homo erectus, el ancestro que ya caminaba erguido como nosotros hace unos dos millones de años.
Chris Stringer, paleoantropólogo del Museo de Historia Natural de Londres, considera que "este estudio también corrobora que solo hubo un evento de salida de África hace unos 60.000 años y que la existencia de este cruce refuerza la posibilidad de que el Homo erectus sobreviviera hasta hace unos 60.000 años en esta región, algo que aún no se ha podido confirmar con fósiles". 

Como vemos, todas las noticias hacen referencia a un periodo muy "concreto" (en términos evolutivos) de la historia del ser humano en lugares muy alejados entre sí que vuelven a cuestionar unos modelos excesivamente simplistas de la evolución humana. 

Fuentes:
http://arqueologiaenred.paleorama.es/2016/07/los-neandertales-en-centroeuropa-se.html
http://arqueologiaenred.paleorama.es/2016/07/te-has-comido-al-vecino-evidencias-de.html
http://elpais.com/elpais/2016/07/21/ciencia/1469101737_041094.html
http://diegoiguna.blogspot.com.es/search/label/prehistoria
http://www.taringa.net/comunidades/mexica/6079124/Hombre-denisovo.html
http://www.temporamagazine.com/practicas-postmortem-del-homo-sapiens-neanderthalensis-canibalismo-mito-o-realidad/

jueves, 4 de agosto de 2016

Sócrates, Mark Twain y el elixir de la vida

La doctrina moral de Sócrates se conoce con el nombre de intelectualismo moral. Según esta teoría, basta con saber lo que es el bien para realizarlo y basta con sa­ber lo que es el mal para no hacerlo. Por tanto, si los hombres hacemos el mal es por ignorancia, porque en el fondo no sabemos lo que hacemos.
Claro que no hemos de confundir las creencias y pensamientos de un individuo con las declaraciones que ese individuo realiza sobre sus pensamientos y creencias, pues una cosa es lo que uno dice creer y pensar, y otra es lo que realmente piensa y cree.
De ahí que, al considerar el abismo que separa el ámbito de nuestras creencias del ámbito de su puesta en práctica, tal vez haya que concluir que el abismo verdadero es el que existe entre lo que decimos que creemos y lo que creemos realmente.
En fin, sea como fuere, el caso es que las ideas sobre moral de poco sirven si no tienen consecuencias prácticas sobre nuestras acciones. Se comprende así la reacción de Mark Twain cuando un industrial, haciendo gala de sus elevados ideales, le confesó que tenía la firme convicción de peregrinar a Tierra Santa y subir al monte Sinaí para leer en voz alta los diez mandamientos. Al parecer, Twain le replicó:
    -Y, en vez de eso, ¿por qué no se queda aquí y los pone en práctica?

La vida de Mark Twain (cuyo verdadero nombre era Samuel Langhorne Clemens) estuvo marcada por la enfermedad y la muerte de las personas a las que más quiso: era el sexto de siete hijos, de los que solo tres sobrevivieron a la infancia;  su padre falleció de neumonía cuando él tenía 11 años; su hermano Henry murió  en la explosión del Pennsylvania, vapor en el que trabajaba*; su hijo Langdon murió de difteria con tan solo 19 meses de edad; su hija Susy, de 24 años, murió de meningitis; su esposa Olivia enfermó en 1903 y falleció poco después (en 1904) de un paro cardíaco. 

Un año después de este trágico hecho (en 1905), recibió una carta, firmada por un tal J.H. Todd (uno de tantos charlatanes vendedores de curas y remedios que hacían y hacen su agosto a costa de la desesperación de los demás), acompañada de un panfleto que hablaba maravillas de un remedio llamado Elixir de la Vida, que afirmaba curar, entre otras muchos padecimientos, la meningitis y la difteria (enfermedad que décadas antes había matado a su primer hijo). La respuesta de Twain**, dictada de inmediato a su secretaria, fue la siguiente:

"Querido Señor:

Su carta es un enigma insoluble para mí. La letra es buena y presenta carácter considerable y hay rastros aún de inteligencia en lo que usted dice, sin embargo, la carta y los anuncios que se acompañan profesan ser obra de la misma mano. La persona que escribió los anuncios es, sin duda, la persona más ignorante que vive ahora mismo en el planeta; también, sin duda, él es un idiota, un idiota del grado 33, descendiente de una procesión ancestral de idiotas que se remontan al eslabón perdido. Me desconcierta distinguir cómo la misma mano podría haber construido su carta y sus anuncios. Los rompecabezas me preocupan, me molestan los rompecabezas, los rompecabezas me exasperan; y siempre, por un momento, despiertan en mí un estado mental desagradable hacia la persona que me ha desconcertado. Tras unos momentos a partir de ahora mi resentimiento se habrá desvanecido y pasado, y estaré probablemente incluso orando por usted; pero mientras todavía hay tiempo me apresuro a desear que usted se tome una dosis de su propio veneno por error, y entre rápidamente en la condenación que usted y todos los demás asesinos de medicina de patente se han ganado tan despiadadamente y que tanto merecen."
* Samuel convenció a su hermano Henry para que trabajara con él como piloto fluvial. Henry murió el 21 de junio de 1858 en la explosión del Pennsylvania, vapor en el que trabajaba. Samuel había tenido una premonición de esta muerte en un realista sueño que tuviera un mes antes, lo que hizo que Mark Twain se interesara por la parapsicología; fue uno de los primeros miembros de la Society for Psychical Research (Sociedad para la Investigación Psíquica). Samuel se vio muy afectado y se sintió culpable durante el resto de su vida.
** Y que tantos hoy se merecen cuando anuncian o difunden remedios mágicos y efectivos contra el cáncer siguiendo una estricta dieta de pomelo y vinagre.

González Calero, Pedro: Filosofía Para Bufones. Ariel, Barcelona, 2007.

martes, 2 de agosto de 2016

Los sofistas y el cadí

En el sig­lo V a.C. apa­re­cen los so­fis­tas. Los dos más fa­mo­sos fu­eron Gor­gi­as y Pro­tá­go­ras. Los sofistas eran es­cép­ti­cos con res­pec­to a la po­si­bi­li­dad de ave­ri­gu­ar ver­da­des ab­so­lu­tas y creí­an que ha­bía ra­zo­nes pa­ra de­fen­der tan­to una te­sis co­mo su cont­ra­ria. Una mis­ma te­sis po­día re­sul­tar ver­da­de­ra o fal­sa se­gún se afir­ma­ra en un con­tex­to o en ot­ro. De ahí que es­tu­vi­eran par­ti­cu­lar­men­te in­te­re­sa­dos en cu­es­ti­ones de re­tó­ri­ca. Ade­más, de­fen­dí­an tam­bi­én una es­pe­cie de re­la­ti­vis­mo mo­ral se­gún el cu­al no hay ni un bi­en ni un mal ab­so­lu­tos, si­no que lo que es bu­eno pa­ra unos pu­ede re­sul­tar ma­lo pa­ra ot­ros. Y lo mis­mo pu­ede de­cir­se con res­pec­to a la jus­ti­cia: lo que es jus­to en Ate­nas pu­ede ser inj­us­to en Es­par­ta, y vi­ce­ver­sa. 
Conocemos la idea que los sofistas tenían de la justicia por medio, principalmente, de La República de Platón. Así, los sofistas sostenían que si los hombres practican la justicia no es por que ésta sea un bien en sí mismo, sino por las ventajas que les reporta, en términos de reputación, honores y ventajas materiales. Pero como los bienes son limitados, se impone la necesidad de un «pacto racional», que señale a cada hombre hasta dónde puede intentar satisfacer sus deseos para no chocar con los intereses y deseos del vecino y verse en la necesidad de luchar por proteger los propios. Las leyes y la justicia son vistas, de esta forma, como una invención de los débiles para defenderse de los fuertes.

Una con­cep­ci­ón re­la­ti­vis­ta de la jus­ti­cia y por tan­to pa­re­ci­da a la de los so­fis­tas (aun­que no idén­ti­ca) apa­re­ce en un an­ti­guo re­la­to ára­be, tras­pa­sa­do lu­ego a ot­ras cul­tu­ras, que di­ce así:
    Dos ami­gos en li­ti­gio fu­eron a ver al ca­dí pa­ra que im­par­ti­era jus­ti­cia.
    Uno de el­los ex­pu­so el ca­so de es­ta ma­ne­ra:
    -Mi ami­go me ha tra­ici­ona­do. Ent­ró en mi ca­sa cu­an­do yo no es­ta­ba, ro­bó mi as­no y mi di­ne­ro, y vi­oló a mi mu­j­er. Pi­do un cas­ti­go jus­to pa­ra él.
    El ca­dí le di­jo:
    -Tienes ra­zón.
    El ot­ro homb­re en­ton­ces se de­fen­dió con es­tas pa­lab­ras:
    -Nada de eso es ci­er­to: yo no ro­bé aqu­el as­no, si­no que me lo lle­vé por­que yo se lo ha­bía pres­ta­do pri­me­ro y él no me lo qu­ería de­vol­ver. Tam­bi­én me de­bía aqu­el di­ne­ro. En cu­an­to a su mu­j­er, es ci­er­to que hi­ci­mos el amor, pe­ro fue el­la la que se ec­hó en­ci­ma de mí, por­que an­da es­ca­sa de amor ya que su ma­ri­do no le ha­ce ca­so. Cu­an­do él ha lle­ga­do a ca­sa nos ha sorp­ren­di­do ha­ci­en­do el amor y la ha emp­ren­di­do a gol­pes con­mi­go. Es a mí a qu­i­en ti­enes que ha­cer jus­ti­cia.
    -Tienes ra­zón -asin­tió el ca­dí.
    -Pero, se­ñor, no pu­ede ser que los dos ten­gan ra­zón -inter­vi­no el ayu­dan­te del ca­dí.
    Y el ca­dí le di­jo:
    - Tam­bi­én ti­enes ra­zón.
http://cargocollective.com/marionfayolle/Illustrations-parues-dans-le-Nytimes
González Calero, Pedro: Filosofía Para Bufones. Ariel, Barcelona, 2007.
http://www.academia.edu/921041/La_noci%C3%B3n_sofista_de_la_justicia_y_las_teor%C3%ADas_contractualistas_del_origen_de_la_sociedad