domingo, 24 de mayo de 2015

Así olvidamos

Cuando recordamos algo, el cerebro provoca que olvidemos recuerdos similares  que pueden interferir con la evocación de esa memoria. El asunto de fondo se sospechaba. Desde hace tiempo, sabemos que al evocar un recuerdo podemos alterarlo y parece evidente que el cerebro debe ser selectivo con la información que almacena, pero el hallazgo de Maria Wimber va un poco más allá: es la primera vez que se documenta el proceso por el que el cerebro se libra de cierta información que considera irrelevante o que interfiere con lo que queremos recordar.
Un esquema de las pruebas realizadas durante el estudio - Foto Wimber et al.
Para su trabajo, publicado este lunes en Nature Neuroscience, los científicos realizaron una serie de tareas con voluntarios mientras monitorizaban su actividad cerebral. Las pruebas consistían en presentar una misma palabra con dos imágenes diferentes (o bien una cara o bien un objeto) y preguntar después qué foto se mostró primero con esa palabra. Por ejemplo: se les ponía la palabra "arena" junto a una foto de Marilyn Monroe y un sombrero y se les preguntaba después qué imagen iba acompañando primero a esa palabra.
https://www.behance.net/nadiahalsagoff
El resultado, después de muchas pruebas, fue que los voluntarios tendían a olvidar sistemáticamente la imagen que descartaban en el momento de responder. Es decir, si decían Marilyn Monroe, el recuerdo del sombrero parecía quedar borrado en pruebas posteriores. Mediante el escáner de resonancia magnética funcional, los investigadores pudieron ver, además, qué estaba sucediendo en sus cerebros en función de los patrones de actividad de sus áreas visuales. Y aquí viene la parte más interesante: el patrón de actividad asociado a la imagen descartada (en este caso el sombrero)  se iba debilitando después de la pregunta y cuanto más débil aparecía en el escáner, más probable era que el sujeto la hubiera olvidado.
¿Y qué significa todo esto en términos que podamos entender? Los autores del estudio consideran que es la primera vez que se aísla un mecanismo de olvido adaptativo que permite al cerebro gestionar mejor los recursos y evita que datos similares interfieran. "Sorprendentemente", escriben, "recordar una experiencia pasada puede causar que olvidemos". Si tenemos en la cabeza dos acontecimientos que se han producido en circunstancias similares o que interfieren entre sí por lo que sea, el cerebro lo manda a la papelera por este nuevo mecanismo documentado por los autores del trabajo.

http://vozpopuli.com/next/58985-asi-olvidamos-el-cerebro-suprime-los-recuerdos-que-compiten-entre-si

viernes, 22 de mayo de 2015

Instrumentos de más de tres millones años


Un equipo internacional de científicos ha hallado en Kenia las herramientas de piedra más antiguas que datan de 3,3 millones de años de antigüedad. Los artefactos indican que los homínidos pudieron fabricar herramientas mucho antes de lo que se pensaba y podrían adelantar así los orígenes del género Homo –que incluye a los humanos modernos–. Sin embargo, los investigadores desconocen aún qué especie pudo realizarlas.
En la mañana del 9 de julio de 2011, la investigadora Sonia Harmand de la Universidad de Stony Brooks (EEUU) y su equipo se equivocaron de camino cuando deambulaban en Kenia. Para reorientarse, ascendieron una colina pero percibieron “algo especial en ese lugar”, afirman. Y decidieron investigar. Para finales de 2012, las excavaciones en ese yacimiento –denominado Lomekwi 3– permitieron descubrir 149 artefactos de piedra que sirvieron para golpear, entre otros usos.
Estos artefactos marcan “un nuevo comienzo en el registro arqueológico actual”, señalan los autores
Ahora, los científicos confirman en la revista Nature que esas piedras son las herramientas más antiguas jamás descubiertas. Datan de hace 3,3 millones de años, y retrasan en 700.000 años la antigüedad de las herramientas hasta ahora más antiguas. Según los investigadores, los autores de los artefactos podrían ser o no algún ancestro de los humanos.
El hallazgo es la primera evidencia de que un grupo anterior de protohumanos tuvo las habilidades necesarias para fabricar herramientas de bordes afilados. Estos artefactos marcan “un nuevo comienzo en el registro arqueológico actual”, señalan los autores del estudio.
“El yacimiento entero es sorprendente porque reescribe la historia de muchas de las cosas que pensábamos que eran ciertas”, dice el geólogo Chris Lepre, uno de los autores.
Una de las principales incógnitas que suscita el hallazgo de las herramientas de piedra es su autoría. Durante mucho tiempo, los antropólogos han pensado que nuestros parientes del género Homo –la línea que lleva directamente a los Homo sapiens– fueron los primeros en elaborar este tipo de herramientas. Pero en este caso, los investigadores desconocen quién hizo estas herramientas tan antiguas.
El estudio sugiere una posible respuesta gracias al cráneo de un Kenyanthropus platytops de 3,3 millones de años de antigüedad encontrado en 1999 a un kilómetro del yacimiento de las herramientas. Un diente de este homínido y un hueso de su cráneo se descubrieron a pocos cientos de metros de allí y aún está por identificar un diente que se encontró a 100 metros.
Sin embargo, nadie sabe exactamente si Kenyanthropus platytops está relacionado con otras especies de homínidos, pero sin duda adelanta en medio millón de años la primera especie de Homo que se conoce. Según el trabajo, esta especie pudo haber fabricado las herramientas. Otra hipótesis es que los que las hicieron pudieron pertenecer a otra especie de la misma era, como Australopithecus afarensis, o a un tipo aún no descubierto de Homo. 
Los primeros artefactos de piedra del este de África se descubrieron primero en la Garganta de Olduvai en Tanzania a mediados del siglo XX. Estas herramientas se asociaron después en los años 60 con los hallazgos de fósiles de Homo habilis, que vivió hace entre 2,1 y 1,5 millones de años.
Los hallazgos posteriores de fósiles han retrasado las fechas de los ancestros de los humanos y de sus herramientas de piedra. El pasado mes de marzo se anunció el hallazgo parcial de una mandíbula en una región de Etiopía que ha retrasado el género Homo a 2,8 millones de años de antigüedad.
Pero también hay evidencias de herramientas más primitivas usadas incluso antes que las del nuevo hallazgo. En 2009, unos investigadores excavaron huesos de animales de 3,39 millones de años de antigüedad que presentaban cortes y otras marcas, por lo que alguien usó las piedras para cortar carne fresca del hueso o para romper el hueso y sacar la médula ósea del interior.
Para los científicos, esta es la evidencia más temprana del consumo de carne y médula por parte de los homínidos. No obstante, en ese yacimiento no se hallaron herramientas, por lo que aún no está claro si los cortes se hicieron con herramientas elaboradas o simplemente con piedras afiladas. Los únicos restos fósiles de homínidos del área que datan de ese momento pertenecen a Australopithecus afarensis.

viernes, 15 de mayo de 2015

El misterioso vidrio del desierto libio


Entre las fronteras de Egipto y Libia se encuentra el Gran Mar de Arena, un enorme desierto de arena que se extiende unos 650 km de norte a sur y 300 km de este a oeste, cubriendo un área del tamaño de Irlanda. Los vientos predominantes han organizado esta gran masa de arena en enormes dunas longitudinales con crestas subiendo 100 metros de altura en algunos lugares y alargándose de forma ininterrumpida durante cientos de kilómetros, separados por pasillos de uno o dos kilómetros de ancho. En estos valles largos y estrechos es donde aparece esta curiosidad natural.
El llamado vidrio del desierto libio es un vidrio de sílice natural, el más puro que se ha encontrado en la tierra. Más de mil toneladas de estos vidrios están esparcidos a través de cientos de kilómetros de desierto desolador. La mayoría son del tamaño de guijarros, pulidos suavemente por la acción abrasiva de la arena. Otros son trozos de tamaño y peso considerable. La pieza más grande que se ha encontrado pesaba alrededor de 26 kilos.

El vidrio natural, como el vidrio del desierto libio, se puede formar por el impacto de rayo, la actividad volcánica o por un meteorito. El vidrio del desierto libio se formó hace unos 26 millones de años, lo que hace que los científicos supongan que este vidrio se formó cuando un meteorito impactó sobre la Tierra en este periodo, sin embargo la ausencia de un cráter de impacto plantea problemas a esta teoría. Otra teoría sugiere que un cometa pudo explotar cerca de la superficie y calentar la arena debajo de ella a unas temperaturas extremas que pueden provocarla formación de una enorme cantidad de vidrio de sílice.
El primer descubrimiento científico de vidrio del desierto libio fue hecho por un inglés llamado Patrick A. Clayton en 1932, que trajo las primeras muestras de regreso a Europa para el estudio. Sin embargo, su existencia era conocida por el hombre mucho antes. Los habitantes locales en el período Neolítico hicieron herramientas con ellas, y más tarde los egipcios las utilizaron como joyas. Un gran trozo de piedra tallada en el pectoral del famoso faraón egipcio Tutankamón fue identificado como vidrio del desierto libio.

http://www.amusingplanet.com/2015/04/the-mysterious-libyan-desert-glass.html?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+amusingplanet+%28Amusing+Planet%29

viernes, 8 de mayo de 2015

Investigación y futuro

- Gato de Cheshire ¿podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí?
- Eso depende en gran parte al sitio al que quieras llegar- contestó el minino.
- No me importa mucho el sitio... siempre que llegue a alguna parte- dijo Alicia
- ¡Oh, siempre llegarás a alguna parte -aseguró el gato- si caminas lo suficiente!

El precio que pagamos por la previsión del futuro es la desazón que ello engendra. Sin duda, el augurio de una calamidad no resulta muy divertido. Cándido, con su optimismo desbordante, era mucho más dichoso que Casandra. Pero necesitamos de los componentes fatalistas de nuestra naturaleza para sobrevivir. Ellos fueron los artífices de una serie de doctrinas que aspiran en lo posible a interpretar el futuro y que han sido causa y origen de la ética, la magia, la ciencia y los códigos legales.
La ventaja que procura el pronóstico de las catástrofes radica en la posibilidad de adoptar medidas para impedir que se produzcan, sacrificando las ganancias inmediatas en favor de unos beneficios a más largo plazo. Una sociedad que, como resultado de esta capacidad de anticipación, alcanza un alto nivel de seguridad material, genera el tiempo libre necesario para impulsar el progreso social y tecnológico.
Incluso cuando parece obvio que el incremento del saber y la inteligencia son el único modo de salir de las dificultades que nos acechan y la única vía de acceso a un futuro halagüeño para la humanidad (o un futuro a secas), en la práctica no siempre se adopta esta postura. A menudo los gobernantes olvidan la diferencia entre beneficios a corto y a largo plazo. Las ventajas prácticas de mayor trascendencia han surgido de los progresos científicos más inverosímiles y en apariencia menos prácticos. Las ondas electromagnéticas son, hoy, la base sobre la que se sustenta nuestra civilización: internet, televisión, radio, telefonía, etc.
Las ondas electromagnéticas fueron introducidas por el físico escocés James Clerk Maxwell como elemento corrector y complementario del sistema de ecuaciones diferenciales parciales hoy conocidas como las ecuaciones de Maxwell. El nombre que les asignó inicialmente fue el de corriente de desplazamiento y si propuso su introducción fue, ante todo, porque suponía conferir un mayor atractivo estético a dicho sistema de ecuaciones.
El universo es intrincado y fascinante. Arrancamos secretos a la naturaleza por las sendas más insólitas. Si no consolidamos la investigación básica, si no se propicia la adquisición de conocimientos por su valor intrínseco, nuestras opciones de futuro quedarán peligrosamente limitadas. Basta con que un físico entre mil dé con algo como la corriente de desplazamiento para convertir el respaldo de este millar en una fabulosa inversión social. Sin una estimulación decidida, continuada y amplia de la investigación corremos el riesgo de comernos las semillas que utilizamos para la siembra, conseguimos atajar el hambre un invierno más pero renunciamos a la última esperanza de supervivencia de cara al siguiente. Sin cuidar a nuestros investigadores, obligados a marcharse porque aquí no tienen futuro, estamos haciéndonos más pobres, más atrasados, más incultos, más dependientes, más tontos, sin futuro.

jueves, 7 de mayo de 2015

Todos fuimos caníbales

Hace más de un siglo se encontraron restos humanos de aproximadamente 14.700 años de antigüedad en la cueva de Gough (Somerset, Reino Unido). Desde entonces, personal experto ha ido obteniendo diferentes datos sobre estos fósiles.
En este contexto, una nueva investigación, liderada por el Museo de Historia Natural de Londres (MHNL) y la Universidad College de Londres (UCL), ha constado que aquellos homínidos eran caníbales y, además, utilizaban los cráneos de sus congéneres como cuencos, probablemente dentro de un tratamiento ritual de los cuerpos. 
"Recientemente, utilizando técnicas modernas de datación por radiocarbono (carbono-14), los investigadores del Museo de Historia Natural de Londres y la Universidad College de Londres se dieron cuenta de que los huesos encontrados en esta cavidad se habían depositado durante un periodo muy corto de tiempo alrededor de hace 14.700 años, tal vez en varios eventos", explica Palmira Saladié, coautora del artículo publicado recientemente en la revista Journal of Human Evolution.

En el estudio, los científicos utilizaron técnicas de imágenes tridimensionales para examinar los restos humanos encontrados en la cueva. "Así hemos identificado en los huesos de los homínidos marcas de corte (estrías hechas con las herramientas de piedra durante el desuello y descarnado de los cuerpos); fracturas de los huesos destinadas al consumo del tuétano y abundantes marcas de dientes humanos, "la prueba más irrefutable del canibalismo", asevera la misma investigadora.
Los cráneos tienen un tratamiento diferente, ya que se rompieron con cuidado y se les dio forma de cuenco. "De hecho, su configuración muestra muchas similitudes con los recuperados en la Cueva del Mirador, en la Sierra de Atapuerca (Burgos). Estos últimos, sin embargo, tienen una edad más joven, ya que pertenecen a los pastores de la edad del Bronce, de hace unos 4.000 años ", observa Palmira Saladié.
En un contexto más amplio, el tratamiento de los cadáveres humanos y de la fabricación y uso de cráneos-copa en la Cueva de Gough tienen paralelismos con otros sitios paleolíticos en Europa central y occidental.
"Esto sugiere que el canibalismo durante el periodo Magdaleniense, al que pertenecen los restos humanos de esta cavidad, era parte de una práctica mortuoria habitual que combina el procesamiento y el consumo de los cuerpos con el uso ritual de cráneo-copa", según han concluido los investigadores que han intervenido en el estudio. 
De hecho, análisis genéticos, el hallazgo de marcas del fuego en huesos humanos o los análisis de heces humanas fosilizadas proporcionan evidencias de “repetidos episodios de endocanibalismo en la poblaciones humanas antiguas”.
http://www.agenciasinc.es/Noticias/Identificado-un-nuevo-caso-de-canibalismo-ritual-de-hace-14.500-anos
http://www.elmundo.es/elmundosalud/2003/04/10/biociencia/1049994682.html

martes, 5 de mayo de 2015

El doctor Semmelweis

Lavarse las manos es un gesto habitual, un gesto tan normal que si se piensa que gracias a él se han salvado miles de madres nos parece inverosímil y, no obstante, es así.
Antes de Semmelweis, un 20 por ciento de las madres morían al dar a luz; en tiempos de epidemia, esta cifra llegó a subir hasta el 96 por ciento. La causa, la fiebre puerperal.
En 1818 nacía en Buda, capital de Hungría, Ignaz Fülóp Semmelweis.
Estudió medicina con gran aprovechamiento e ingresó como ayudante del profesor Klin en uno de los dos pabellones de maternidad del Hospital de Viena, capital entonces del imperio austrohúngaro. Dos pabellones había destinados a la maternidad; uno, el dirigido por el profesor Klin; otro, dirigido por el profesor Bartch. Semmelweis, entusiasta de su oficio, consistente según sus palabras a ayudar al fenómeno más bello de la vida que es la maternidad, se desolaba al ver que la fiebre puerperal causaba tan grande mortandad entre las parturientas. Un día comparó los libros de la maternidad de Bartch y la maternidad de Klin y vio con sorpresa que la mortandad en la primera de ellas era notablemente inferior a la de la segunda, en la que él mismo trabajaba, y ello, actuando sobre su curiosidad científica, le llevó a examinar los diversos sistemas de partos que podían efectuarse. No encontró más que una sola diferencia: en la maternidad Bartch los partos eran efectuados por comadronas; en la de Klin, por internos y estudiantes de medicina. Pretextando una reorganización de la maternidad, hizo que las comadronas pasasen de una a otra y, cosa extraña, la mortandad descendió allí donde actuaban las comadronas. Es decir, que las muertes eran más frecuentes en los partos ayudados por médicos o estudiantes aventajados que normalmente usaban métodos más científicos que no los empíricos usados por las comadronas.
Semmelweis hizo conocer estos resultados a los directores de ambas maternidades, los cuales se encogieron de hombros indicando que tal vez ello se debía a la brusquedad propia de los estudiantes, que procedían con menos delicadeza que las comadronas; pero el profesor Klin, visto que su sala era en la que se producía más mortandad, consintió en que la mitad de los estudiantes fuesen sustituidos por comadronas, y la mortandad descendió, pero no se le dio mayor importancia. Se decía que la fiebre puerperal era el tributo que las mujeres del pueblo debían pagar por la maternidad, barbaridad ésta que sería incomprensible hoy en día. Semmelweis hizo notar que las mujeres de la nobleza o simplemente acomodadas que parían en sus casas no eran víctimas de una mortandad tan grande. Para él estas consideraciones eran como una pesadilla.
«El sonido de la campanilla anunciando el viático ha entrado para siempre en mí turbando la paz de mi alma. Todos los horrores de los que cada día soy impotente testigo me hacen la vida insoportable. No puedo continuar en este estado, en donde todo lo veo oscuro excepto el número implacable de muertes».
En el año 1847, cuando un sabio anatomista de Viena, el profesor Kolletchka, procediendo a la disección de un cadáver se hirió en una mano, murió víctima de una fiebre repentina. Charlando con los colegas, Semmelweis se dio cuenta de que ciertas manifestaciones de la fiebre causante de la muerte de Kolletchka eran similares a las de la fiebre puerperal. Aquello le hizo meditar y de pronto, como un relámpago, todo se iluminó. Los estudiantes que ayudaban en los partos procedían de los cursos de anatomía en donde se efectuaban las disecciones. Eran ellos los que llevaban en sus manos el origen de la muerte de las parturientas y entre ellos estaba el mismo Semmelweis, que varias y frecuentes veces pasaba de una sala a otra. Él, que quería ayudar la vida, era el causante de muchas muertes, de tantas y tantas muertes que en sueños le habían atormentado y despierto le habían afligido.
Sin quererlo él era un asesino.

Al día siguiente hizo instalar lavabos en la entrada de la sala de partos.
Todos los estudiantes fueron obligados a lavarse las manos con una solución de cloruro de cal. En pocos días la mortalidad por fiebre puerperal descendió a menos del uno por ciento. El milagro se había producido: todo consistía en lavarse las manos. Pasteur no había todavía dado a conocer el mundo de los microbios ni Jenner había descubierto la asepsia, pero Semmelweis, intuitivamente, la había puesto en práctica.
¿Cree el lector que ello fue el triunfo de Semmelweis? Pues está equivocado.
Los estudiantes encontraron molesto, e incluso ofensivo, el hecho de tener que lavarse las manos, y profesores y alumnos estuvieron acorde que el descenso de la mortalidad era pura coincidencia. Uno de los que se sublevó contra la orden fue el profesor Klin, y Semmelweis le cortó el paso a la sala de partos; indignado el profesor, le expulsó del hospital, con gran escándalo en el cuerpo médico de Viena, que impidió a Semmelweis ejercer la medicina.
Ello alteró sus facultades mentales, se le vio errar alrededor del hospital cada día más sombrío y de peor humor. Empezó a sufrir de manía persecutoria, hasta cierto punto justificada. Se veía rodeado de enemigos por todas partes, gritaba, apostrofaba a los transeúntes, hasta que un día empezó a correr por las calles gritando, hasta que llegó al hospital. Allí se dirigió corriendo hasta la sala de disección donde los alumnos estaban disecando un cadáver. Semmelweis se apoderó de un escalpelo, apartó a empujones a alumnos y profesores y empezó a cortar el cadáver y después a sí mismo, mezclando sus heridas con la infección cadavérica. Los asistentes reaccionaron, pero demasiado tarde, la herida que se había producido era muy profunda. La infección ganó terreno, su fiebre era similar a la fiebre puerperal que él había inoculado inconscientemente a tantas y tantas madres. Su infección era mortal.
Pocos días después moría en el manicomio.
En Buda, en la casa donde nació, situada en la calle que lleva hasta el Baluarte de los Pescadores, se conserva la casa en donde nació Semmelweis, hoy convertida en pequeño museo. Una discreta lápida recuerda que allí vio por primera vez la luz el hombre que descubrió el sistema de salvar a muchas madres.

viernes, 1 de mayo de 2015

El mar Mediterráneo se volvió a llenar de agua en unos dos años

Hace cerca de seis millones de años el mar Mediterráneo quedó aislado del resto de océanos del mundo y por evaporación se secó casi por completo. El fenómeno dio lugar a la formación de enormes depósitos de sal. A este episodio se le conoce como Crisis de Salinidad del Mesianense.
Pero la conexión entre el Atlántico y el Mediterráneo se restableció de nuevo hace poco más de cinco millones de años por causas que aún no están claras. Pudo deberse a una subida general del nivel de mar, a movimientos tectónicos o a una combinación de ambas.
Fue una inundación tremendamente rápida, de proporciones catastróficas, que llevó al llenado del mar Mediterráneo en unos dos años.
Como consecuencia, el Mediterráneo se llenó de nuevo en un proceso conocido como la inundación Zancliense. Se ha pensado que esta inundación fue un proceso lento, de miles de años de duración, pero recientes simulaciones por ordenador realizadas en la Universidad de Sevilla muestran que fue una inundación tremendamente rápida, de proporciones catastróficas, que llevó al llenado del mar Mediterráneo en unos dos años.
Vista tridimensional del mar de Alborán con el nivel del agua después de 15 días de inundación. / US
“Por lo que hoy es el mar de Alborán discurría una enorme corriente de agua procedente del Atlántico a más de 100 km por hora”, explica el catedrático de la Universidad de Sevilla, José María Abril, quien añade que el caudal era de unos 100 millones de metros cúbicos por segundo (500 veces más grande que el del Amazonas).
Por su parte, el profesor Raúl Periáñez confirma que el nivel del mar en el Mediterráneo subía a una tasa de unos siete metros cada día y se llenó por completo en unos dos años. 

http://www.agenciasinc.es/Noticias/El-mar-Mediterraneo-se-volvio-a-llenar-de-agua-en-unos-dos-anos