domingo, 3 de noviembre de 2013

La amenaza roja: la propaganda anticomunista

Apenas transcurridas 24 horas de que estallara la Revolución rusa de 1917, un número importante de estados europeos orientaron sus esfuerzos propagandísticos a denunciar el recién nacido régimen bolchevique y asimilarlo a través de los medios de comunicación con el "desorden social y moral". Esta intensa batería publicitaria anticomunista, iba generalmente acompañada de fuertes campañas antisemitas en Alemania y el Reino Unido, donde la toma del poder por los revolucionarios bolcheviques es atribuida "a una organización judía internacional".

En Francia, a iniciativa del Estado Mayor y de los gobiernos de derechas, se atacaba a los comunistas en nombre de la defensa del imperio colonial, por atentar contra la seguridad del Estado. El ministro del Interior francés, Albert Sarraut, proclamó en 1927: "El comunismo, ¡ése es el enemigo!".
En agosto de 1929, con el fin de impedir la realización de una jornada revolucionaria contra la guerra, André Tardieu, que ocupaba entonces el cargo de ministro del Interior, ordenó proceder al arresto preventivo de los dirigentes del Partido Comunista Francés. En el transcurso del invierno de 1938-1939, serán más de un centenar de directores de periódicos franceses los que exigían la prohibición del PCF.
 
También en  los años de la Guerra Fría, la amenaza comunista fue tomada muy en serio. 
A veces la publicidad rozaba  planteamientos psicóticos y delirantes.
"Los empleados pierden el respeto por una empresa que no ofrece unas instalaciones dignas para su comodidad".
Es posible pero ¿significa eso que van a convertirse en asesinos bolcheviques porque las toallas de papel en el trabajo son ásperas? Al parecer, esto fue un verdadero peligro en los años cincuenta y sesenta. Afortunadamente, la introducción masiva de toallitas blandas evitó la revolución comunista en el mundo occidental.
Desde otro frente, los encubiertos comunistas de Liverpool hipnotizaban a las personas con sus revolucionarias canciones y ayudaron a difundir el mensaje subversivo.
Nikita Khrushchev era conocido por escribir sus letras.



Nuestro objetivo en la guerra fría no es conquistar o someter por la fuerza un territorio. Nuestro objetivo es más sutil, más penetrante, más completo. Estamos intentando, por medios pacíficos, que el mundo crea la verdad.(…) A los medios que vamos a emplear para extender esta verdad se les suele llamar ‘guerra psicológica’. Es la lucha por ganar las mentes y las voluntades de los hombres”.
Dwight D. Eisenhower, Presidente de los Estados Unidos 1953-1961.


Puede parecer solo una curiosidad pero en EEUU todavía se sigue utilizando la palabra socialista como insulto. 

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