sábado, 1 de diciembre de 2012

Bernadotte: el rey que odió a los reyes.

Jean-Baptiste Bernadotte fue un revolucionario convencido cuyas cualidades militares le llevaron a un rápido ascenso durante la Revolución Francesa.
En 1804 Napoleón lo nombró Mariscal de Francia pero su relación con el emperador siempre distó mucho de ser idílica, pasando del reconocimiento al enfrentamiento.
En 1808, como gobernador de los pueblos Hanseáticos, dirigió directamente la expedición contra Suecia, a través de las Islas Danesas, aunque el plan no tuvo éxito debido a la necesidad de transportes y a la deserción del contingente español (ya se había desencadenado la guerra en España contra Francia).
En la guerra contra Austria, Bernadotte lideró al contingente sajón en la batalla de Wagram (en julio de 1809). En esta ocasión publicó un orden del día atribuyendo la victoria principalmente al valor de sus sajones, orden que Napoleón rechazó. Durante el transcurso de la batalla el Mariscal Bernadotte fue relevado del mando tras haberse rebelado contra las órdenes de Napoleón.
La sorpresa llegaría en 1810 cuando Otto Mörner, enviado del rey de Suecia para anunciar el fallecimiento del príncipe heredero, por su cuenta y riesgo decide ofrecer la sucesión al trono a Bernadotte.
Al principio, Napoleón se lo tomó a risa pero cuando lo pensó detenidamente se dio cuenta de que “mataba dos pájaros de un tiro“ y decide apoyar su candidatura.
Cuando Mörner regresa a Suecia es arrestado por insubordinación pero la candidatura de Bernadotte va ganando adeptos, la gente ve en él a un militar honesto y que los puede llevar a recuperar Finlandia en manos de Rusia desde 1809. En 1810 fue nombrado príncipe heredero.
Napoleón se equivocó, el rey dejó en sus manos todo el poder y Bernadotte se unió a la Sexta Coalición para luchar contra Napoleón, además en 1813 incorporó Noruega a la corona de Suecia.
En 1818, tras el fallecimiento de Carlos XIII, fue coronado rey de Suecia y Noruega como Carlos XIV Juan.
Bernadotte murió en Estocolmo el 8 de marzo de 1844. La mayor parte de su reinado fue un largo periodo de paz ininterrumpida, y de desarrollo material en ambos reinos.
Tras su muerte se encontró un curioso tatuaje grabado en su cuerpo. Bernadotte llevaba un tatuaje que decía “Mort Aux rois” (Muerte a los reyes). 
La dinastía instaurada por el antiguo revolucionario (la Bernadotte) se mantiene sin interrupciones desde entonces. Carlos XVI (actual rey de Suecia) es su heredero.

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