En 1962 el reconocido psicólogo social Solomon Asch se puso de acuerdo con el equipo de un popular programa de televisión para demostrar cómo las personas se adecúan a las normas, sean estas lo estúpidas que sean...
La facilidad con la que las personas del experimento modifican su conducta para conformarse con la de un grupo hace pensar en que se trata de un truco o una farsa. Pero esto sólo ocurre porque observar cómo desaparece la individualidad pude resultar cómico y hasta ridículo cuando no estamos dentro de ese grupo.
Este mismo experimento fue realizado años después en la Universidad del Sur de Florida con los mismos resultados: nuestra individualidad se diluye ante la conducta multitudinaria y cedemos fácilmente ante la presión social, aunque esta nos haga ir en contra de la más elemental lógica. Una persona en el ascensor, ante la amenaza de marginarse del grupo, actúa conforme a la norma, aunque la conducta que imita sea anormal o estúpida.
El poder que tiene la presión social para transformar nuestra conducta fue investigado por Solomon Asch en una serie de experimentos que dieron lugar a lo que se conoce como “el paradigma de conformidad Asch”.
Los experimentos de Asch sirven para ilustrar el concepto de “coge un ciervo y llámalo caballo” (指鹿為馬/指鹿为马) , una prueba de lealtad hacia sus subordinados realizada por Zao Gao.
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