Tanto hombres como mujeres consideran más atractivas a sus parejas. Da igual
cuáles sean los rasgos o la parte de la anatomía corporal considerada. Unos y otras piensan, sistemáticamente, que
su pareja es más cautivadora.
Esa es la principal conclusión de un estudio en
el que se analiza, entre otros elementos, la diferencia entre hombres y
mujeres en lo relativo a la percepción del atractivo físico propio y del de su
pareja. En el estudio se valoraron el atractivo físico global, el atractivo
facial, la forma del cuerpo, el peso y la altura. También
se valoraron un buen número de rasgos particulares, aunque el análisis posterior
los agrupó en cuatro conjuntos, los relativos a atributos faciales, torso, anatomía superior y anatomía inferior. Curiosamente, en todas esas
categorías resultó significativa la diferencia favorable a la pareja con
respecto a la persona encuestada.
Según los autores de la investigación (Swami, Furnham, Georgiades y Pan: Evaluating self and partner physical atarctiveness) esa percepción es un claro ejemplo de
sesgo cognitivo al servicio de la propia
autoestima. En otras palabras, es muy posible que uno se sienta mejor si piensa
que su pareja es más atractiva que uno mismo, puesto que ha sido merecedor de
ser escogido por alguien más agraciado.
Otra conclusión a la que llegan los autores es que
los dos rasgos de los que depende la valoración del atractivo global son el
atractivo facial y el peso corporal, pero no la altura o la forma del
cuerpo.
Por último, también es reseñable el dato de que quienes dan
más relevancia al atractivo físico en la vida cotidiana se consideran a sí
mismos más atractivos que los que le conceden menor importancia.
Imágenes de http://hoodoothatvoodoo.tumblr.com/post/40106814945 y
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