martes, 26 de marzo de 2013

Atracción conyugal

Tanto hombres como mujeres consideran más atractivas a sus parejas. Da igual cuáles sean los rasgos o la parte de la anatomía corporal considerada. Unos y otras piensan, sistemáticamente, que su pareja es más cautivadora.
Esa es la principal conclusión de un estudio en el que se analiza, entre otros elementos, la diferencia entre hombres y mujeres en lo relativo a la percepción del atractivo físico propio y del de su pareja. En el estudio se valoraron el atractivo físico global, el atractivo facial, la forma del cuerpo, el peso y la altura. También se valoraron un buen número de rasgos particulares, aunque el análisis posterior los agrupó en cuatro conjuntos, los relativos a atributos faciales, torso, anatomía superior y anatomía inferior. Curiosamente, en todas esas categorías resultó significativa la diferencia favorable a la pareja con respecto a la persona encuestada.
Según los autores de la investigación (Swami, Furnham, Georgiades y Pan: Evaluating self and partner physical atarctiveness) esa percepción es un claro ejemplo de sesgo cognitivo al servicio de la propia autoestima. En otras palabras, es muy posible que uno se sienta mejor si piensa que su pareja es más atractiva que uno mismo, puesto que ha sido merecedor de ser escogido por alguien más agraciado.
Otra conclusión a la que llegan los autores es que los dos rasgos de los que depende la valoración del atractivo global son el atractivo facial y el peso corporal, pero no la altura o la forma del cuerpo. 
Por último, también es reseñable el dato de que quienes dan más relevancia al atractivo físico en la vida cotidiana se consideran a sí mismos más atractivos que los que le conceden menor importancia. 
 

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