martes, 4 de septiembre de 2012

Henry Ford y Adolfo Hitler: un amor correspondido

Henry Ford siempre sintió un odio visceral hacia los judíos. Jamás ocultó tampoco su repudio hacia el sindicalismo*. Entre 1910 y 1918, Ford fue volviéndose cada vez más xenófobo, más anticomunista y, sobre todo, más antisemita.
En 1919 Henry Ford compró un periódico, el Dearborn Independent, y contrató a William J. Cameron, un conocido periodista, para que le escribiera una columna en dicho periódico a su nombre. Durante este periodo Ford surgió como «un portavoz respetado para la extrema derecha y los prejuicios religiosos» llegando a alcanzar alrededor de 700.000 lectores.
En los años veinte publicó una recopilación de cuatro volúmenes denominada The International Jew, the World's Foremost Problem (El judío internacional, el mayor problema mundial). Vincent Curcio escribe acerca de estas publicaciones que "eran distribuidas  ampliamente y tuvieron gran influencia, en particular en la Alemania nazi, en dónde nada menos que Adolf Hitler las leyó y las admiraba".
Hitler colgó la foto de Ford en la pared y basó varias secciones de Mein Kampf en sus escritos. Es más, Ford es el único estadounidense mencionado en su libro. Probablemente se puede decir, tal y como lo hace Lacey, que "ningún estadounidense contribuyó tanto al nazismo como Henry Ford".
Steven Watts escribió que Hitler reverenciaba a Ford, proclamando que "haré lo que pueda para poner sus teorías en práctica en Alemania". En Mein Kampf (escrita a mediados de los años veinte) Hitler expresó su opinión de que, son los judíos quienes gobiernan las fuerzas de la Bolsa de Valores en la Unión Estadounidense. Cada año les convierte más y más en los maestros que controlan a los productores de una nación de 120 millones. Pero para la furia de ellos, sólo un hombre, Ford, todavía mantiene la total independencia». 
Existen evidencias de que Henry Ford le proporcionó ayuda financiera a Adolfo Hitler cuando éste apenas comenzaba en la política.
La evidencia de esta ayuda está respaldada por declaraciones hechas por Kurt Ludecke, el representante de Alemania ante los Estados Unidos en los años veinte, y Winifred Wagner, hija política de Richard Wagner, quienes afirmaron haberle solicitado ayuda a Ford para impulsar la causa del Nacionalsocialismo en Alemania. Por otra parte, el embajador norteamericano en Alemania, William E. Dodd, dijo en una entrevista que “ciertos industriales norteamericanos tuvieron mucho que ver en el ascenso de regímenes fascistas tanto en Alemania como en Italia”. Cuando hizo estas críticas, el público en general era consciente de que el embajador estaba hablando de Henry Ford porque la misma prensa se encargó de hacer una asociación directa entre las declaraciones de Dodd y el antisemitismo de Ford.
En julio de 1938, meses después del Anschluss, como muestra de la valoración del régimen nazi por su figura y colaboración, el cónsul alemán en Cleveland otorgó a Ford la condecoración de la Gran Cruz de la Orden Suprema del Aguila Alemana, la condecoración más alta que la Alemania Nazi podía otorgar a un extranjero. En la ceremonia Ford fue condecorado con la medalla por Karl Kapp (izquierda), el Cónsul General alemán para Cleveland, y Fritz Hailer (derecha), el Cónsul alemán para Detroit. Un mensaje con la felicitación personal de Hitler cerró la ceremonia de la condecoración, según publicó el periódico Detroit News (31 de julio, 1938). Ford se mostró orgulloso de haber recibido esta condecoración hasta el final de sus días.
Durante la Segunda Guerra Mundial Ford se opuso totalmente en contra de la decisión de Franklin D. Roosevelt de intervenir en la Segunda Guerra Mundial, presionando y mostrando su abierta simpatía por el régimen nazi, al igual que otros destacados personajes de la cultura empresarial norteamericana.
El amor era mutuo, cuando a Hitler se le preguntó acerca del retrato de Henry Ford que colgaba en su oficina, él respondió: “Yo considero a Ford como mi inspiración".  Y cuando se le siguió preguntando acerca de la posibilidad de que Ford se lanzara en pos de la Presidencia de los Estados Unidos, Hitler agregó: “Yo desearía poder enviar algunas de mis tropas de asalto hacia Chicago y otras grandes ciudades norteamericanas para poder ayudarlo”.

*Consideraba que los sindicatos estaban controlados por militantes comunistas más o menos enmascarados. Empleó a pistoleros para reprimir y sofocar las huelgas y protestas de sus propios trabajadores, para lo cual contrató los servicios de la agencia de detectives Pinkerton, más conocida en aquél entonces por sus habilidades para destruir sindicatos que por sus habilidades para resolver misterios.

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