martes, 2 de agosto de 2016

Los sofistas y el cadí

En el sig­lo V a.C. apa­re­cen los so­fis­tas. Los dos más fa­mo­sos fu­eron Gor­gi­as y Pro­tá­go­ras. Los sofistas eran es­cép­ti­cos con res­pec­to a la po­si­bi­li­dad de ave­ri­gu­ar ver­da­des ab­so­lu­tas y creí­an que ha­bía ra­zo­nes pa­ra de­fen­der tan­to una te­sis co­mo su cont­ra­ria. Una mis­ma te­sis po­día re­sul­tar ver­da­de­ra o fal­sa se­gún se afir­ma­ra en un con­tex­to o en ot­ro. De ahí que es­tu­vi­eran par­ti­cu­lar­men­te in­te­re­sa­dos en cu­es­ti­ones de re­tó­ri­ca. Ade­más, de­fen­dí­an tam­bi­én una es­pe­cie de re­la­ti­vis­mo mo­ral se­gún el cu­al no hay ni un bi­en ni un mal ab­so­lu­tos, si­no que lo que es bu­eno pa­ra unos pu­ede re­sul­tar ma­lo pa­ra ot­ros. Y lo mis­mo pu­ede de­cir­se con res­pec­to a la jus­ti­cia: lo que es jus­to en Ate­nas pu­ede ser inj­us­to en Es­par­ta, y vi­ce­ver­sa. 
Conocemos la idea que los sofistas tenían de la justicia por medio, principalmente, de La República de Platón. Así, los sofistas sostenían que si los hombres practican la justicia no es por que ésta sea un bien en sí mismo, sino por las ventajas que les reporta, en términos de reputación, honores y ventajas materiales. Pero como los bienes son limitados, se impone la necesidad de un «pacto racional», que señale a cada hombre hasta dónde puede intentar satisfacer sus deseos para no chocar con los intereses y deseos del vecino y verse en la necesidad de luchar por proteger los propios. Las leyes y la justicia son vistas, de esta forma, como una invención de los débiles para defenderse de los fuertes.

Una con­cep­ci­ón re­la­ti­vis­ta de la jus­ti­cia y por tan­to pa­re­ci­da a la de los so­fis­tas (aun­que no idén­ti­ca) apa­re­ce en un an­ti­guo re­la­to ára­be, tras­pa­sa­do lu­ego a ot­ras cul­tu­ras, que di­ce así:
    Dos ami­gos en li­ti­gio fu­eron a ver al ca­dí pa­ra que im­par­ti­era jus­ti­cia.
    Uno de el­los ex­pu­so el ca­so de es­ta ma­ne­ra:
    -Mi ami­go me ha tra­ici­ona­do. Ent­ró en mi ca­sa cu­an­do yo no es­ta­ba, ro­bó mi as­no y mi di­ne­ro, y vi­oló a mi mu­j­er. Pi­do un cas­ti­go jus­to pa­ra él.
    El ca­dí le di­jo:
    -Tienes ra­zón.
    El ot­ro homb­re en­ton­ces se de­fen­dió con es­tas pa­lab­ras:
    -Nada de eso es ci­er­to: yo no ro­bé aqu­el as­no, si­no que me lo lle­vé por­que yo se lo ha­bía pres­ta­do pri­me­ro y él no me lo qu­ería de­vol­ver. Tam­bi­én me de­bía aqu­el di­ne­ro. En cu­an­to a su mu­j­er, es ci­er­to que hi­ci­mos el amor, pe­ro fue el­la la que se ec­hó en­ci­ma de mí, por­que an­da es­ca­sa de amor ya que su ma­ri­do no le ha­ce ca­so. Cu­an­do él ha lle­ga­do a ca­sa nos ha sorp­ren­di­do ha­ci­en­do el amor y la ha emp­ren­di­do a gol­pes con­mi­go. Es a mí a qu­i­en ti­enes que ha­cer jus­ti­cia.
    -Tienes ra­zón -asin­tió el ca­dí.
    -Pero, se­ñor, no pu­ede ser que los dos ten­gan ra­zón -inter­vi­no el ayu­dan­te del ca­dí.
    Y el ca­dí le di­jo:
    - Tam­bi­én ti­enes ra­zón.
http://cargocollective.com/marionfayolle/Illustrations-parues-dans-le-Nytimes
González Calero, Pedro: Filosofía Para Bufones. Ariel, Barcelona, 2007.
http://www.academia.edu/921041/La_noci%C3%B3n_sofista_de_la_justicia_y_las_teor%C3%ADas_contractualistas_del_origen_de_la_sociedad

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