lunes, 29 de diciembre de 2014

Confabulación: lo que cuentas sobre ti no es verdad

En la película Big Fish, Edward Bloom es un joven (Ewan McGregor) con una gran imaginación que crece para convertirse en un viejo y divertido contador de historias (Albert Finney); la trama toma otra dimensión cuando su hijo cuestiona la veracidad de estas historias. Edward defiende hasta la muerte, literalmente, su derecho a contar su pasado no como realmente fue, sino como le gustaría que hubiera sido. Estrictamente no miente: retoca, añade, suprime; en suma, convierte su vida en una obra de ficción.
El caso del asesino John Pridmore podría ser su reverso exacto: después de matar a un hombre, Pridmore comenzaba a elaborar explicaciones más y más elaboradas para justificar su crimen y mantener una sensación de control. Pridmore podría ser un psicópata, pero en su propia mente, el poder de la confabulación creaba una historia paralela: se convenció a sí mismo de ser más listo que sus acusadores, y eventualmente se redimió a sí mismo por la fe, reinventándose como pastor cristiano anunciando la redención.
http://www.dezeen.com/2014/12/27/top-10-design-installations-2014/
De hecho, el cerebro tiene una poderosa habilidad de llenar huecos y encontrar asociaciones, de crear historias que tengan sentido utilizando los materiales de nuestra percepción y de nuestra memoria; el problema es que estas historias no son recuentos veraces, sino recuerdos puntuales parecidos a los que tenemos con los sueños.
El psicólogo cognitivo Ulric Neisser describe la memoria como un trabajo paleontológico: los fragmentos de la experiencia se encuentran dispersos y en diferentes niveles de conservación en el interior de nuestra codificación inconsciente. Al recordar, reconstruimos los eventos como si fueran dinosaurios hechos de memorias inexactas o piezas que no encajan.
http://instagram.com/finn
El proceso de confabulación fue descrito primero por el psiquiatra ruso Sergei Korsakoff, como parte de la sintomatología del Alzheimer y el síndrome de Korsakoff, donde los pacientes a menudo describen eventos que no ocurrieron realmente como si hubiesen ocurrido. Oliver Sacks ha escrito sobre confabulaciones en amnésicos que “no son fabricaciones concientes. Son, en lugar de esto, una estrategia, un intento desesperado –inconciente y casi automático— de otorgar algún tipo de continuidad, una continuidad narrativa, cuando la memoria, y por tanto la experiencia, se escapaba a cada instante”. 
Así, la memoria no es un lugar sino una red de asociaciones que no permanecen inmutables en el tiempo, y que a menudo obedecen a las exigencias o limitaciones del momento presente.

Fuentes:
Sacks, Oliver: El Hombre que confundió a su mujer con un sombrero, Barcelona, Anagrama, 2004.

domingo, 28 de diciembre de 2014

Mamuts y dientes de sable desaparecieron a causa del impacto de un meteorito

Hace 12.800 años el clima en la Tierra sufrió un repentino enfriamiento, que duró 1.300 años, cuyo origen ha estado poco claro para la ciencia. La teoría de que se debió al impacto de un meteorito en Norteamérica vuelve ahora a tomar fuerza, tras haber sido muy discutida, después de que un equipo internacional de investigadores haya logrado identificar en México el lugar en el que colisionó un gran meteorito en esa época.
Un equipo compuesto por 16 investigadores de varias universidades ha encontrado en el Lago Cuitzeo una capa de sedimento muy fino con una composición de elementos muy extraña surgida hace 13.000 años, Según los autores del estudio, esta es el resultado del impacto de un objeto cósmico contra la tierra.
Esta colisión, que dejó una capa negra rica en carbono y nanodiamantes, de unos 10 centímetros, estaría en el origen de ese cambio climático, que inició el periodo gélido conocido como Dryas Reciente. Las últimas hipótesis apuntaban hacia un cambio en la corriente del Golfo de México, que habría descargado demasiada agua dulce en el Atlántico Norte, pero este trabajo abre otra posibilidad. De hecho, hace 65 millones de años un impacto, mucho mayor, provocó el cambio atmosférico que acabó con los dinosaurios.
http://www.europapress.es/ciencia/astronomia/noticia
-confirman-asteroide-causo-ultima-edad-hielo-20140915165753.html
Los científicos, dirigidos por Isabel Israde-Alcántara, de la Universidad de Michoacán (México), recabaron pruebas que consideran concluyentes, a 2,8 metros de profundidad. Los nanodiamantes, argumentan, son de una familia compatible con una gran colisión cósmica; además los investigadores identificaron las huellas de esférulas (pequeñas bolas), que habrían chocado a gran velocidad durante el impacto.
Los datos del lago Cuitzeo sugieren que fue un asteroide o un cometa de grandes dimensiones fragmentado en pedazos, algunos de varios cientos de metros de diámetro. Este objeto habría entrado en la atmósfera en un ángulo muy bajo, provocando tanto calor que la colisión quemó toda la vegetación que había alrededor e incluso derritió las rocas de la superficie. Como consecuencia, hubo un importante cambio en el clima.
"Estos resultados son consistentes con otros hallazgos en Norteamérica, como la rápida extinción de la megafauna que había entonces, las modificaciones que hubo en el ecosistema e incluso la reducción de las poblaciones humanas y en las transformaciones culturales que hubo", señala Kennett.
Mamuts y tigres dientes de sable.
(Foto: Mauricio Anton/Oregon State University)
Tras esta gran colisión, hace 12.900 años, habrían desaparecido mamuts, mastodontes, tigres dientes de sable y grandes lobos. "Existe la sincronización entre estos extraordinarios cambios ambientales y bióticos, que también hemos detectado en el mismo lago, y el impacto. Fue una disrupción repentina, muy grande, que ya se conocía, sin conocer la causa", apunta el investigador californiano.
El Dryas Reciente se ha relacionado con la adopción de la agricultura en el Creciente Fértil: el frío y la sequía obligaron a sedentarizarse a las poblaciones humanas (cultura natufiense), que tuvieron que buscar métodos de subsistencia más adaptables a los cambios ambientales.

http://www.jstor.org/stable/10.1086/677046
http://www.publico.es/544366/confirman-que-un-asteroide-causo-la-ultima-edad-de-hielo
http://www.europapress.es/ciencia/astronomia/noticia-confirman-asteroide-causo-ultima-edad-hielo-20140915165753.html

martes, 16 de diciembre de 2014

Los vikingos en España

Los cristianos los llamaban nordomanii o lordomanii y los musulmanes mayus o «adoradores del fuego». Eran los vikingos.
Desde finales del siglo VIII, los normandos iniciaron el saqueo de las costas francesas y británicas. Carlomagno hizo todo lo posible por defender sus costas, pero era difícil encontrar una estrategia apropiada que contrarrestase las tácticas vikingas. Los diablos rubios mostraban especial predilección por el saqueo de los ricos monasterios e iglesias de los francos, casi todos ellos presas cómodas y sustanciosas puesto que eran ricos y se alzaban cerca del mar o a orillas de ríos, en lugares, por tanto, de fácil acceso para las veloces y ligeras embarcaciones de aquellos bárbaros.
Cuando los ataques se repitieron y fueron haciéndose cada vez más frecuentes, el pánico se adueñó de la tierra. En los rezos de algunas iglesias se incluyó la plegaria A furore normanorum libera nos (Señor, líbranos del furor de los normandos). Un cronista español los definió como gens pagana et nimis crudelissima.
Los vikingos o normandos (hombres del norte) procedían de Noruega, Dinamarca y, en menor medida, de Suecia. Hacia el siglo VII, la población de estos territorios había crecido por encima de lo que permitían sus recursos económicos, agrícolas y comerciales, de modo que a una parte importante de sus gentes no les quedaba más remedio que emigrar o perecer de hambre. A esta forzada emigración contribuían también causas sociales de distinta índole.
Al propio tiempo, un avance técnico fundamental iba a favorecer la expansión vikinga por lugares tan alejados de sus territorios: la incorporación de velas cuadradas abatibles a sus famosos barcos, los drakars.
En agosto del año 844 una la expedición vikinga llegó a Lisboa por el estuario del Tajo, ya en tierra musulmana. Allí causaron muchos estragos en tres días de combates. El gobernador de Lisboa envió correos a Córdoba para avisar a Abd al–Rahman II de la llegada de unos piratas que presumiblemente continuarían hacia el Sur. En efecto, al poco tiempo los vikingos alcanzaron la desembocadura del Guadalquivir. Allí se dividieron en dos grupos: uno iría a saquear Cádiz, la bella ciudad víctima eterna de la piratería, para dirigirse después tierra adentro hasta Medina Sidonia y de allí a Sevilla, y otro, compuesto de unos ochenta navíos, remontaría el río también hacia Sevilla. Después saquearon Coria del Río, y pasaron a cuchillo a la población. Las noticias de la matanza provocaron una ola de pánico en la comarca. Una parte de la población de Sevilla abandonó la ciudad precipitadamente para refugiarse en Carmona, al amparo de sus excelentes murallas, y en otros lugares de la sierra. Finalmente, el primero de octubre, los vikingos atacaron Sevilla: «Imposible calcular el número de muertos y cautivos». Las tropas del emir, muchas de ellas trasladadas precipitadamente desde sus guarniciones fronterizas del Norte, se enfrentaron con los normandos y les causaron las primeras bajas importantes, unos setenta muertos. Pero esta pequeña contrariedad no detuvo a los rubios saqueadores.
Llegaron nuevas tropas para reforzar al ejército andalusí y los vikingos, prudentemente, se fortificaron en Tejada, sufriendo su primera gran derrota. Perdieron quinientos guerreros y cuatro embarcaciones. Añade el cronista: «Gran número de normandos fueron colgados en Sevilla y otros fueron crucificados en el acto sobre los troncos de las palmeras».
La memorable incursión de los normandos contra Sevilla sirvió para que el emir de Córdoba se percatase de la indefensión en que se hallaban sus fronteras marítimas ante aquel tipo de agresiones. Hizo amurallar Sevilla y construyó las atarazanas reales que habrían de dotar a al-Andalus con una flota de guerra capaz de evitar futuros ataques por mar. Esta flota fue dotada de una especie de artillería de fuego, probablemente inspirada en el famoso «fuego griego» de los bizantinos.
De este modo, cuando los normandos hicieron su segunda incursión, en el año 244 de la Hégira —866 de Cristo—, en tiempos del emir Mohammad, la escuadra musulmana les salió al encuentro en la desembocadura del río de Sevilla y los pusieron en fuga: les quemaron algunas naves y se marcharon.
En 858, o al año siguiente, los vikingos volvieron a visitar las costas cantábricas con unas sesenta y dos naves que transportaban, según las hiperbólicas fuentes cristianas, cerca de cuatro mil hombres. Los mandaba el jefe noruego Hasting. El rey de Asturias, Ordoño I, acudió a rechazarlos como antaño su padre.
La expedición normanda siguió el camino de la anterior y descendió por las costas atlánticas sembrando el terror en las poblaciones del litoral. Cuando se proponían remontar el Guadalquivir en busca de las fértiles llanuras béticas, se toparon con la flamante escuadra andalusí y con sus terribles máquinas de fuego. Algunas embarcaciones vikingas resultaron incendiadas; las restantes, prudentemente, se batieron en retirada y enfilaron sus proas hacia aguas menos defendidas. Poco después se registra un desembarco en Algeciras, cuya mezquita mayor incendiaron. Los saqueos prosiguieron por el Norte de África y Baleares.
Es probable que algunos barcos de esta misma expedición remontasen el Ebro. En cualquier caso, los vikingos alcanzaron Pamplona y apresaron a Sancho García, por cuyo rescate obtuvieron la respetable cifra de noventa mil dinares.
De los saqueos de distintas localidades catalanas ha quedado constancia en el testimonio de un monje que escribe: «Vinieron los paganos y saquearon la villa entera y también devastaron la tierra los piratas. Sus habitantes fueron cautivados o abandonaron sus haciendas para emigrar a otros lugares».

Morales Romero, Eduardo: Historia de los vikingos en España, Miraguano, Madrid, 2004
http://www.mundohistoria.org/blog/articulos_web/vikingos_en_espa%C3%B1a
http://es.wikipedia.org/wiki/Los_vikingos_en_la_pen%C3%ADnsula_ib%C3%A9rica
http://www.arteguias.com/historiavikingos.htm
http://books.google.es/books?id=3Z8NgXgRytUC&pg=PA200&dq=vikings+spain&hl=en&sa=X&ei=ZypKUfmgBMPA7AaViYHICw&ved=0CD8Q6AEwAw#v=onepage&q=vikings%20spain&f=false

jueves, 4 de diciembre de 2014

La invención de las narices judías

En 1940 los nazis estrenaron una película de propaganda llamada El Judío Eterno. La película pretendía mostrar a los judíos en su "estado original", "antes de ponerse la máscara de europeos civilizados."  Por encima de todo, los realizadores se centraron en los rostros judíos, ojos, narices, barbas y bocas, confiando en que la visión de ciertas características estereotipadas despertarían respuestas de odio y desprecio.
Der Ewige Jude                                                 Cartel de la película
El diseñador del cartel de la película, de hecho, se centró en el rostro, evitando símbolos más obvios de la identidad judía. Posiblemente, en ese momento, el cartel no necesitara del título de la obra. En la Europa de 1940, esta representación de lo judío estaba muy generalizada: representaciones similares de judíos se podían ver en carteles, folletos, periódicos, libros de texto y cuentos para niños.
Jesús ante Pilatos (Juan 19: 5), Egbert Codex, alrededor del año 985
Esta imagen del judío, sin embargo, estaba lejos de ser "eterna". Aunque el antisemitismo es notoriamente "el odio más antiguo," hasta el año 1000 de nuestra era, no había prototipos fácilmente distinguibles del judío en el imaginario occidental y mucho menos el modelo estereotipado de nariz aguileña. 
Monumentos y manuscritos anteriores representaban profetas hebreos, ejércitos de Israel y reyes judaicos que eran identificables sólo por el contexto, en ningún caso identificables como diferentes a otros sabios, soldados o reyes. Incluso los personajes judíos nefastos, como los sacerdotes que instaron a Pilatos a crucificar a Cristo en el Egbert Codex (980), eran visualmente irreconocibles como miembros de un pueblo en particular.

Sin embargo, el aspecto de los judíos en el arte occidental cambiaría con el tiempo. En 1267, dos concilios de la iglesia ordenaron que los judíos debían ser representados con "sombreros puntiagudos", como sus antepasados ​​solían hacer (¿?)." 
Miniatura del Diálogo contra judíos
de 
Pedro Alfonso
Las manifestaciones de la fe cristianas cambiaron al final de la Edad Media y con ellas también se modificó la postura ante el pueblo judío. Cada vez en más lugares, a los judíos se les obligaba a señalar su condición como tales. Por ejemplo, en la Castilla de 1412 se ordena que los judíos se dejen barba y lleven un distintivo rojo cosido a la ropa para poder ser reconocidos

En el siglo XIV se termina el periodo de «tolerancia» hacia los judíos, pasándose a una fase de conflictos crecientes. Según Joseph Pérez, «lo que cambia no son las mentalidades, son las circunstancias. Los buenos tiempos de la España de las tres religiones había coincidido con una fase de expansión territorial, demográfica y económica; judíos y cristianos no competían en el mercado de trabajo: tanto unos como otros contribuían a la prosperidad general y compartían sus beneficios. El antijudaísmo militante de la Iglesia y de los frailes apenas hallaba eco. Los cambios sociales, económicos y políticos del siglo XIV, las guerras y las catástrofes naturales que preceden y siguen a la Peste Negra crean una situación nueva. La gente se cree víctima de una maldición, castigada por pecados que habría cometido. El clero invita a los fieles a arrepentirse, a cambiar de conducta y regresar a Dios. Es entonces cuando la presencia del «pueblo deicida» entre los cristianos se considera escandalosa»

La creciente virulencia del antijudaísmo doctrinal de la Iglesia alimentó y justificó los estereotipos antijudíos surgidos en los ámbitos populares. Por medio de las predicaciones de las ordenes mendicantes se difundió la imagen del «judío como ser abyecto y miserable, personificación de toda clase de vicios y maldades». Es en este contexto en el que surgen una serie de leyendas y mitos antijudíos que tendrán una larga pervivencia y que justificarán la violencia antijudía.
Nace entonces un estereotipo del judío según el cual los judíos eran sucios, olían mal, eran malvados y cómplices de los criminales, cobardes, avaros, taimados y maestros del engaño.

Perez, Joseph: Los judíos en España. Marcial Pons, Madrid, 2005. ISBN: 9788496467033
http://es.wikipedia.org/wiki/Judensau
http://www.nybooks.com/blogs/gallery/2014/nov/14/invention-jewish-nose/

miércoles, 3 de diciembre de 2014

La Ola: cuando el fascismo no parece tan malo

En 1967, Ron Jones, profesor del instituto Cubberley de Palo Alto (California), se vio incapaz de explicar a sus alumnos cómo fue posible que los ciudadanos alemanes aseguraran haber ignorado el exterminio de la población judía, y decidió que lo mejor era demostrarlo con un experimento: inventó un movimiento llamado La Tercera Ola. El lema era “Fuerza a través de la disciplina, fuerza a través de la comunidad, fuerza a través de la acción y fuerza a través del orgullo”.
Comenzó imponiendo algunas normas sencillas a sus alumnos, como levantarse antes de hacer una pregunta, para ir introduciendo los sucesivos días nuevas nociones de disciplina y comunidad, incluyendo un saludo similar al nazi. A partir del tercer día comenzaron a unirse alumnos de otras clases y el movimiento contaba con emblema y tarjetas identificativas. Es más, los alumnos se espiaban y delataban, e incluso se llegó a intimidar a quienes criticaron el movimiento. Uno de estos alumnos, Mark Hancock, explicó en 2008 al Telegraph que “La Ola era como un estado policial con líderes, seguidores y la resistencia”.
Jones, sorprendido (y asustado) por el alcance del experimento, decidió ponerle fin, pero a lo grande. Aprovechando que uno de los chicos le había preguntado si un anuncio de la revista Time en el que salía una ola era algún tipo de mensaje secreto, el profesor explicó a sus alumnos que el movimiento en realidad formaba parte de una iniciativa nacional y que al día siguiente se anunciaría un candidato a la presidencia de Estados Unidos. Los alumnos, entusiasmados, se lo creyeron.
El quinto y último día de la Ola, Jones reunió a sus alumnos y les mostró un televisor sin señal, en lugar del esperado discurso, y les reveló que habían formado parte de un experimento sobre cómo el fascismo había creado un sentimiento de superioridad en la sociedad de la Alemania nazi.
Algunos de los alumnos se echaron a llorar.

sábado, 22 de noviembre de 2014

El método y el sesgo

En la década de 1970 un ambicioso estudio clínico llamado Proyecto de Fármacos Coronarios intentaba analizar si varios fármacos que reducían los índices de colesterol conseguían prevenir los ataques de corazón.
Se reclutaron 8.500 hombres de mediana edad con problemas coronarios previos y se hicieron varios subgrupos.
A uno de ellos se les dio el fármaco clofibrate. Sin embargo, después de cinco años, los investigadores no encontraron el mínimo efecto protector. ¿Qué pensaron? «Veamos si algunos participantes en el estudio no han seguido correctamente el tratamiento…»
Les preguntaron a cada uno de ellos y, efectivamente, comprobaron que bastantes participantes habían pasado olímpicamente de ir tomando la medicación. Comprobaron de nuevo la incidencia de enfermedad cardíaca y vieron que en estos últimos era de un 25 por ciento, mientras que en aquéllos que tomaron más del 80 por ciento de las pastillas era sólo del 15 por ciento. Respiraron tranquilos. El clofibrate sí tenía un efecto protector. Tema solucionado, ¿verdad?
Sólo aparentemente. Al repetir el mismo análisis con los que habían sido recetados con placebo, también vieron que los que se saltaron las dosis tenían una incidencia del 28 por ciento, frente a un 15 por ciento los que siguieron a rajatabla el estudio.
Conclusión: el tomar correctamente un placebo disminuía a la mitad el riesgo cardiovascular (¡!) Evidentemente, la interpretación fue otra: la persona que no sigue un tratamiento posiblemente es también más despreocupada con otros factores que afectan a su salud.
Como en cualquier análisis científico, en este caso fue muy importante evitar el llamado sesgo de confirmación, que es la tendencia a favorecer una información que confirma las propias creencias o hipótesis. Esta tendencia se evidencia cuando reunimos o recordamos la información de manera selectiva, o cuando esta se interpreta sesgadamente.
Imágenes y fuentes:
http://pereestupinya.com/
http://es.wikipedia.org/wiki/Sesgo_de_confirmaci%C3%B3n
http://thisisnthappiness.com/

jueves, 13 de noviembre de 2014

Buenos y malos. Hauser y la moralidad universal

El principal exponente del acercamiento a la moralidad desde la metodología científica es Marc Hauser, profesor de psicología en la Universidad de Harvard y autor del libro La mente moral: cómo la naturaleza ha desarrollado nuestro sentido del bien y del mal. «De la misma manera que Noam Chomsky estableció la existencia de una gramática universal, yo quería averiguar si los humanos nacíamos con unos instintos inconscientes que nos condicionaban a seguir las instrucciones de una gramática moral universal codificada por la selección darwiniana en el cerebro».
Hauser y muchos otros investigadores han encontrado evidencias que lo confirman.
Resulta obvio que la cultura y el entorno socioeconómico en el que te encuentres modulará tus creencias y actos hasta generar las enormes diferencias que percibimos en distintas partes del mundo. Pero, según Hauser, eso no excluye que puedan existir unos principios biológicos universales subyaciendo en nuestros juicios espontáneos de origen inconsciente sobre lo correcto o lo incorrecto.
Uno de los experimentos que Hauser realizó para comprobarlo es un test del sentido moral que realizaron miles de personas de diferentes culturas, exponiendo situaciones como la siguiente: imagina que conduces un tranvía y ves a lo lejos cinco personas dormidas encima de la vía. Pitas, pero nada suena; te dispones a frenar y los frenos no funcionan. Has perdido totalmente el control del tranvía, y se dirige inexorablemente a matar a esas cinco personas. Por «suerte», antes de llegar a ellas hay una bifurcación y puedes caminar de vía. El inconveniente es que en esa vía hay una persona durmiendo que también sería atropellada. ¿Qué haces? Debes decidir. ¿Es moralmente permisible caminar de vía para matar una persona en lugar de cinco? No sé qué responderías tú, pero el 90 por ciento de los encuestados por Hauser dijeron que sí.
Imagina ahora una segunda situación: el tren va a atropellar a cinco personas, pero tú puedes frenarlo empujando a un desafortunado transeúnte que camina al lado de la vía. Figúrate que sepas con seguridad que sacrificando esa persona vas a salvar a las otras cinco. El resultado final es el mismo. ¿Lo harías? La mayoría de las personas, sin saber explicar muy bien por qué, consideran esta segunda acción mucho menos aceptable moralmente y responden que en ese caso no intercederían. Cuando te explican la situación, enseguida intentas justificarla racionalmente, pero la decisión ya ha sido tomada de antemano y de manera instintiva, aunque nunca antes hayas reflexionado sobre un dilema parecido.
Las 150.000 personas de los 120 países que participaron en los tests reflejaron una unanimidad asombrosa. Hombres, mujeres, jóvenes, mayores, conservadores, liberales, ateos, budistas, católicos, de diferentes razas, con más nivel cultural o menos, residentes en Estados Unidos o en otras partes del mundo, con mayores o menores ingresos, todos parecían seguir un código moral universal; unos principios que les guiaban a emitir los mismos juicios inconscientes sobre lo correcto o lo incorrecto. Nacemos con un instinto moral que la evolución ha configurado en nuestro cerebro. Luego las culturas se encargan de potenciarlo o distorsionarlo.
Hay más evidencias de ello. Imagina ahora un caso todavía más extremo que el del tranvía anterior: estás en un hospital, y cinco pacientes necesitan de manera urgente un trasplante, cada uno de un órgano diferente. Aunque el resultado sea el mismo… ¿es lícito salir a la calle, escoger al azar a un individuo sano, y extraerle sus órganos para salvarlos? El 97 por ciento de encuestados responden que no.
De hecho, los neurocientíficos escanearon el cerebro de voluntarios normales mientras se les planteaban los dilemas del tranvía y observaron que, cuando se decidía accionar una palanca para que el tren atropellara a una persona en lugar de cinco, las zonas del cerebro que se activaban eran principalmente las del pensamiento racional. Pero cuando se pedía empujar a alguien a la vía empezaban a iluminarse regiones implicadas con las emociones. La moralidad parece tener un sustrato neurobiológico. Algunos estudios de sujetos con lesiones cerebrales parecen confirmarlo. Pacientes con daños en un área del córtex frontal que interviene en la gestión de las emociones también se mostraban mucho más pragmáticos ante las preguntas del test del sentido moral.

Imágenes y fuentes:

jueves, 6 de noviembre de 2014

¿Maximizador o satisfecho?

Imagina que es sábado por la tarde y sales de tu casa dispuesto a comprar un jersey azul que no cueste más de 50 euros. Llegas a la primera tienda, revuelves un par de mostradores, y, ¡vaya! ¡Ahí está! Un jersey azul, más o menos como el que habías imaginado, por 47 euros. Te lo pruebas y, bueno, no es la prenda que más te favorece del mundo, pero no está nada mal. Es lo que andabas buscando, y en sólo cinco minutos. ¿Qué haces?, ¿te lo compras? Si lo haces, tu personalidad encaja en la categoría de los satisfiers, personas que cuando encuentran algo que ya cumple sus expectativas, dejan de contemplar otras opciones.
En cambio, si tu talante es más inconformista piensas: «De aquí el jersey no se mueve en un par de horas. Ojearé más tiendas a ver si encuentro otro con un azul más bonito, o un poco más barato, o que me siente mejor, y si no lo encuentro, volveré a por él». Si adoptas esta actitud, quizá eres un maximizer, alguien que necesita conocer el máximo de alternativas para conseguir siempre lo mejor posible. Evidentemente, esta clasificación es difusa, y decenas de otros factores influirán dicho sábado en tu decisión de zanjar rápido el asunto del jersey o no. 
Según Barry Schwartz, psicólogo y autor del libro Por qué menos es más: la tiranía de la abundancia, las respuestas a tales preguntas pueden indicar en qué grado eres más o menos satisfier, o si para tu desgracia formas parte del 10 por ciento de los maximizadores extremos que él ha encontrado en Estados Unidos.
Barry Schwartz ha investigado cómo influye la cantidad de opciones disponibles frente a una elección y ha concluido que: 1) pasarse de exigente genera infelicidad, y 2) tener muchas opciones puede ser peor que disponer de pocas.
Ser maximizador no es algo negativo, mientras sepamos controlarlo. Sin duda, el maximizador terminará encontrando un jersey más bonito, un trabajo mejor valorado, o escogerá el mejor restaurante de la ciudad que visite. ¿Le hará esto más feliz? No siempre. Barry Schwartz ha comprobado que cuantos más esfuerzos (tiempo, coste económico, sacrificios personales) inviertas en una decisión, más exigente te volverás con ella. Y lo peor de todo, más arrepentimiento sentirás en caso de que no cumpla tus expectativas. ¿Qué ocurre cuando le salen bolitas al jersey? Si has dedicado cinco minutos a comprarlo no será ningún trauma desterrarlo al fondo de un armario. Pero si eres un maximizer e invertiste toda una tarde eligiéndolo, la decepción por «haberte equivocado» te corroerá por dentro.
La insatisfacción permanente es otra trampa. El querer siempre un poquito más puede ser disfrazado de «estímulo para mejorar», pero en el caso del maximizador extremo llega a ser traumático. Los extreme maximizers terminarán siendo la líder de la empresa, o el mejor vestido de la fiesta, pero nunca se sentirán satisfechos. Les costará disfrutar de sus logros, y enseguida empezarán a pensar patológicamente en los siguientes retos; en llegar más lejos todavía. De hecho, los estudios de Schwartz han encontrado una correlación directa entre el grado de maximizador y la propensión a la depresión. 
La expresión «Menos es más» del arquitecto Mies van der Rohe encaja perfectamente en el contexto de las investigaciones sobre la toma de decisiones: tener muchas opciones para elegir no siempre es positivo. 

sábado, 1 de noviembre de 2014

Tierra Bola de Nieve

Hasta hace cincuenta millones de años, la Tierra no tuvo eras glaciales regulares, pero cuando empezamos a tenerlas tendieron a ser colosales. Hace unos 2.200 millones de años se produjo un congelamiento masivo, al que siguieron unos mil millones de años de calor. Luego hubo otra era glacial aún mayor que la primera; tan grande que algunos científicos denominan al periodo en el que se produjo el Criogénico, o era hiperglacial. Pero la denominación más popular es la de Tierra Bola de Nieve.
Pero Bola de Nieve no indica bien lo terrible de las condiciones que imperaban. La teoría es que, debido a una disminución de la radiación solar del 6% aproximadamente y a una reducción de la producción (o retención) de gases de efecto invernadero, la Tierra perdió casi toda su capacidad de conservar el calor. Se convirtió toda ella en una especie de Antártida. Las temperaturas llegaron a descender unos 45ºC. Es posible que se congelase toda la superficie del planeta, alcanzando el hielo en los océanos los 800 metros de espesor en las latitudes más altas y hasta decenas de metros en los trópicos.
Si la Tierra se congeló, se plantea la difícil cuestión de cómo llegó a calentarse de nuevo. Un planeta helado reflejaría tanto calor que se mantendría congelado para siempre. Parece ser que la salvación pudo llegar de nuestro interior fundido. Tal vez debamos dar las gracias, una vez mas, a la tectónica por permitirnos estar aquí. La idea es que nos salvaron los volcanes, que brotaron a través de la superficie enterrada, bombeando gran cantidad de calor y de gases que fundieron las nieves y reformaron la atmósfera.
Curiosamente, al final de este periodo hiperfrígido se produjo la expansión cámbrica, el acontecimiento primaveral de la historia de la vida. Puede que no fuese en realidad un periodo tan tranquilo. Lo más probable es que la Tierra fuese pasando mientras se calentaba por el peor tiempo que haya experimentado, con huracanes tan poderosos como para alzar olas de la altura de los rascacielos y desencadenar lluvias de una intensidad indescriptible.
Las eras glaciales más recientes parecen fenómenos de una escala bastante pequeña comparadas con una irrupción criogénica, pero fueron sin lugar a dudas inmensamente grandes para las pautas de cualquier cosa que exista hoy en la Tierra. La capa de hielo wisconsiana, que cubrió gran parte de Europa y de Norteamérica, tenía más de tres kilómetros de espesor en algunos lugares y avanzaba a un ritmo de 120 metros al año. Debía de ser todo un espectáculo. Las capas de hielo podrían tener un grosor de casi 800 metros incluso en su extremo frontal. Imagina que estás situado en la base de una pared de hielo de esa altura. Detrás de ese borde, por toda un área que mediría millones de kilómetros cuadrados, sólo habría más hielo y no asomarían por encima de él más que unas cuantas cumbres de las montañas más altas aquí y allá. Continentes enteros estaban aplastados bajo el peso de tanto hielo y aun siguen elevándose para volver a su posición ahora 12.000 años después de que se retiraran los glaciares. 

Fuentes:
Bryson, Bill: Una breve historia de casi todo.
http://www.argentour.com/en/national_park/los_glaciares.php

martes, 28 de octubre de 2014

El efecto espectador

Kitty Genovese murió asesinada el 13 de marzo de 1964, a pesar de que 37 vecinos presenciaron los hechos sin hacer nada al respecto (si bien es cierto que en este caso hay muchos matices). Intrigados por el suceso, John Darley y Bibb Latané desarrollaron una serie de experimentos en 1968 con el objetivo de averiguar por qué pasó algo así y si podría volver a pasar.

En uno de ellos, el participante hablaba con otra persona utilizando un intercomunicador, al estar en habitaciones separadas (la excusa era que iban a hablar de temas personales). Durante la conversación, la otra persona simulaba un ataque epiléptico, que podía oírse claramente. El 85% de los participantes dejaba la habitación e iba a buscar ayuda. Pero cuando el experimento se organizaba de modo que los participantes creían que había otras cuatro personas con él, sólo se levantaba el 31%. El estudio demostró que el tiempo que se tardaba en avisar al investigador variaba inversamente con respecto al número de sujetos y, en algunos casos, no se le llegó a informar.


El estudio confirmaba que la responsabilidad se diluye cuando hay más testigos de cualquier hecho y tendemos a descargar nuestra responsabilidad pensando que “ya se encargará otro” o, simplemente, “si nadie hace nada, no será tan grave”.

Imágenes y fuentes:
http://blogs.elpais.com/verne/2014/10/experimentos-clasicos-mal.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Efecto_espectador
http://thisisnthappiness.com/post/88484009139/cover-shoot
http://www.retronaut.com/2014/03/a-meeting-of-the-mickey-mouse-club/

viernes, 24 de octubre de 2014

Una nueva especie humana pudo habitar China durante el Pleistoceno

María Martinón-Torres y José María Bermúdez de Castro del Grupo de Antropología Dental del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) acaban de publicar en la revista American Journal of Physical Anthropology, junto con científicos del Institute of Vertebrate Paleontology and Palaeoanthropology de Pekín (IVVP), el estudio de un maxilar infantil y varios dientes aislados encontrados en Xujiayao, un yacimiento del norte de China, que revela que durante el Pleistoceno Superior el gran continente  asiático pudo estar habitado por una especie desconocida todavía sin catalogar.
El análisis detallado de la morfología dental de estos fósiles, datados entre 60.000 y 120.000 años, pone de manifiesta que la población de Xujiayao comparte rasgos tanto con neandertales como con los representantes más primitivos de Homo erectus asiático, y estaría fuera de la variabilidad de nuestra especie.
Fósiles dentales de Xujiayao (CENIEH)
Los autores de este análisis apuntan la posibilidad de que se trate de un homínido todavía no descrito y que habría coexistido en el tiempo con humanos modernos y neandertales.
Cabe recordar que estudios recientes sobre ADN antiguo han revelado la existencia en Siberia de una población acuñada como denisovanos de la que se conoce muy poco sobre su anatomía.
Los denisovanos también habrían habitado Asia en el Pleistoceno Superior, serían diferentes de Homo sapiens y de Homo neanderthalensis y se habrían mezclado genéticamente con un linaje primitivo todavía por determinar. Los investigadores tampoco descartan la opción de que Xujiayao represente la persistencia en China de una población antigua, quizá un descendiente de Homo erectus clásico.
“Nuestro trabajo pone de relieve la gran variabilidad de las poblaciones humanas de Asia durante el Pleistoceno y advierte de la necesidad de reconsiderar la taxonomía de muchos de los fósiles hallados en este continente”, afirma María Martinón-Torres. 
Fuentes:

martes, 2 de septiembre de 2014

La moda de estar moreno

http://privilegebeauty.wordpress.com/
Tras su regreso en 1923 de unas vacaciones en un yate, las fotos de la piel pigmentada de la diseñadora francesa Coco Chanel popularizaron el concepto de "estar moreno". Hasta ese momento, el color tostado se relacionaba con las clases sociales más bajas, que debían trabajar al aire libre, y con las personas enfermas, a las que los médicos a principios del siglo XX recetaban "baños de sol" para combatir la anemia o la depresión. A lo largo de la mayor parte de la Historia, el tener una piel blanquecina era un símbolo de distinción entre las clases altas, la aristocracia y familias reales (que al tener la piel tan pálida dejaba ver las "venas azules", la "sangre azul"). 

Josephine Baker, conocida como "la mujer de la piel de caramelo", la primera mujer afroamericana en protagonizar una película y que en la época trabajó de modelo, fue otra de las mujeres que, junto a Chanel, marcó el cambio de paradigma en cuestiones de piel. A partir de ese momento, muchas mujeres emularon el bronceado de la diseñadora o el color natural de piel de la artista.

Tal fue el éxito, que en 1927 el perfumista francés Jean Patou lanzó la primera loción bronceadora, que anunciaba un color tostado sin necesidad de esperar a que llegase el verano.

http://www.jeanpatou.com/parfums-jean-patou-chaldee/?lang=fr

http://www.jeanpatou.com/parfums-jean-patou-chaldee/?lang=fr
http://www.agenciasinc.es/Noticias/Desde-cuando-esta-de-moda-ponerse-moreno
http://blogs.20minutos.es/yaestaellistoquetodolosabe/cuando-y-por-que-se-puso-de-moda-tomar-el-sol-para-estar-moreno/

sábado, 9 de agosto de 2014

Los extraños horarios españoles

Como casi todas las culturas actuales, la sociedad española se parece cada vez más a las del resto de Europa. Sin embargo hay algunos detalles que nos diferencian. Uno, muy llamativo, los horarios de comidas. En España se desayuna temprano, a la misma hora que en otros países, pero, para desesperación de los hambrientos turistas, el almuerzo no se hace hasta las 14:30 y la cena siempre tiene lugar después de las 21:00.
Europa come sobre las 13:00, y es raro cenar después de las ocho de tarde. Independientemente de la cultura o el clima, todo el mundo, desde nuestros vecinos los portugueses, hasta en la lejana Nueva Zelanda, parecen tener un ritmo diferente a los españoles. Pero todo esto quedaría en mera anécdota si no fuera porque se ha relacionado con problemas en el aprovechamiento del tiempo.

“Somos de los países europeos que más tarde se acuesta y que menos tiempo dedica a dormir. Parece como si estuviéramos ganando un récord de resistencia vital” explica Inés Alberdi, socióloga de la Universidad Complutense de Madrid. El retraso de la hora de irse a la cama provoca que el tiempo que los españoles dedican de media al sueño no llegue a las ocho horas recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Aparte de quitarnos el sueño, los ritmos españoles ponen muy difícil conciliar la vida laboral y la personal. Mientras en el extranjero les basta con 45 minutos para comer, los españoles parten la jornada laboral y dedican hasta dos horas a una contundente comida. Esto lleva a que, aunque la hora de entrada en la oficina es la misma que en otros países, se sale más tarde y el tiempo para dedicar a la familia, el ocio, y las tareas domésticas se reduce.

Lo curioso es que no son los españoles los diferentes al resto del mundo, sino sus relojes. En el momento en que el Sol está más alto en el cielo, es decir, a las 12 del mediodía según la hora solar, los relojes españoles marcan las 13:30.
Según el astro rey, en España comemos entre la una y las dos solares y cenamos a las 20.30, unos horarios que no difieren tanto con los del extranjero. Es decir, las costumbres alimentarias en España se rigen por el Sol, aunque los relojes oficiales parecen empeñarse en ir a lo suyo.
La causa de este desfase horario se remonta a los años de la dictadura, cuando Franco adelantó sesenta minutos los relojes patrios para estar en sintonía con la hora que Alemania había impuesto en todos los territorios ocupados (GMT+1:00). Hasta ese momento, los españoles habían vivido acordes con el horario del meridiano de Greenwich.
Es decir, hasta 1942, los relojes españoles marcaban una hora menos que la actual (GMT+0:00), la misma que tienen hoy Inglaterra, Portugal y las Islas Canarias y la que a España le corresponde por su situación geográfica, ya que el meridiano de Greenwich pasa por Castellón y deja prácticamente toda la península al oeste.
En Cádiz, por ejemplo, nos encontramos 6º al oeste del meridiano de Greenwich. Esto es, durante el invierno vivimos con más de una hora de diferencia con respecto al Sol. Esta incoherencia se intensifica aún más al adoptar el horario de verano. En esta época, cuando en toda Europa los relojes se adelantan una hora, pasamos a estar más de dos horas por delante del Sol.

http://www.agenciasinc.es/Reportajes/Por-que-en-Espana-comemos-a-las-tres
http://thisisnthappiness.com/

viernes, 1 de agosto de 2014

Cinco libras por un aborigen. Tasmania

Aunque los británicos la llamaron Black War (Guerra Negra), no se declaró ninguna guerra. De esta forma, denominan los ingleses al exterminio de los aborígenes de Tasmania promovido directamente por el Imperio británico.
La isla de Tasmania está situada a doscientos cuarenta kilómetros al sureste de Australia. La isla estaba poblada por aborígenes de tez negra, pelo rizado, baja estatura (los hombres 1,60 y las mujeres 1,48 metros) y de complexión delgada, dedicados a la caza y la recolección con medios muy rudimentarios.
Tuvieron la mala suerte de que el navegante holandés Abel Tasman Jansen arribase a sus costas en 1642. Hasta que en 1855 comenzó a denominarse Tasmania por su descubridor, se llamaba Tierra de Van Diemen por Anthony Van Diemen, gobernador general de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales en aquella época. Más tarde pasaron por allí franceses y británicos que comenzaron a esclavizar a muchos aborígenes.
Desde la llegada de los primeros barcos con colonos europeos en 1772 los habitantes autóctonos tasmanos fueron utilizados como fuerza de trabajo esclava y fuente de placer sexual, fueron torturados y mutilados. Se cazaban y se vendían sus pieles como si fuesen animales peligrosos exóticos. 
En 1803, los británicos establecieron una colonia penal en Tasmania y la isla comenzó a recibir lo mejor de cada casa. Con estos indeseables también llegaron colonos dispuestos a conseguir terrenos donde establecerse sin respetar los territorios de caza de los aborígenes. Poco tardaron en llegar los primeros enfrentamientos entre los colonos, apoyados por el ejército británico, y los nativos del lugar que siempre llevaron las de perder. Hacia 1830 el número de tasmanos se había reducido de unos cinco mil a sólo 220 o 72 -según las fuentes- que fueron finalmente recluidos hasta su muerte. 
En 1826, el Tasmania Colonial Times justificaba este exterminio como autodefensa:
"No estamos aquí por nuestra labor filantrópica. La autodefensa es la primera ley de la naturaleza. Si el gobierno no elimina a los nativos, serán cazados como fieras".
Para acabar con aquel problema por la vía rápida, en 1828 se autorizó la caza de aborígenes estableciendo una recompensa de cinco libras por la captura de un adulto y dos libras por un niño. En 1860 murió el último hombre tasmano y, como recuerdo, el miserable George Stokell, de la Royal Society of Tasmania, ordenó que desollasen su cuerpo para hacerse una cartera. La última mujer tasmana, Truganini, murió en 1876. El genocidio había terminado.

http://canarias-semanal.org/not/13763/cuando-se-pagaban-cinco-libras-por-la-captura-de-un-aborigen-en-tasmania/
http://www.canningstockrouteproject.com/history/story-aboriginal-guides/
http://es.wikipedia.org/wiki/Tasmania

sábado, 26 de julio de 2014

Caballeros y armaduras

Es muy común ver en televisión y en películas a los caballeros de la Edad Media que apenas pueden moverse por culpa de sus armaduras, además de que, a pesar de cargar con tanta defensa, terminan siendo asesinados por un arco u otra espada. En realidad, las armaduras no eran tan pesadas y eran extremadamente difíciles de atravesar.
Las armaduras más pesadas tenían un peso aproximado de 23 kilogramos, casi el mismo que el equipo de un soldado actual, y quienes fabricaban armaduras se aseguraban de que estas permitieran una gran movilidad a su usuario.
En tiempos modernos se han hecho pruebas con personas no entrenadas para ser caballeros usando estas armaduras, demostrando que el usuario puede rodar y moverse casi con completa libertad. Ahora imagina a alguien que desde su infancia se ha entrenado usando estas armas y armaduras.
Las armaduras eran totalmente capaces de repeler un golpe de una espada y, combinando la ropa de piel que se usaba debajo de la armadura, hacían casi imposible matar a alguien con una espada. La única forma de causar una herida mortal era apuntando la espada hacia la cara, con la esperanza de atravesar el necesario hueco en el casco y encajarla en el ojo.
En las películas también vemos a los caballeros caer cuando una flecha los atraviesa. En realidad para derrotar a un caballero con un arco se necesitaba de muchas flechas. Existen muchos escritos de caballeros regresando de la batalla tan llenos de flechas que los escritores los describían como puercoespines, sin estar siquiera heridos.

jueves, 26 de junio de 2014

Elliot y la intolerancia

Freddy Sam
En 1968, la maestra de primaria Jane Elliot decidió llevar a cabo un ejercicio pedagógico con sus alumnas y alumnos a raíz de la muerte de Martin Luther King. Se trataba de un experimento basado en la categorización social y su objetivo era concienciar al alumnado de los efectos de la discriminación, tanto en quien la ejerce como en quien la padece.
La experiencia consistió en dividir el aula en dos grupos en función del color de los ojos. De esta manera, a los niños y niñas que tenían los ojos azules, la profesora les dijo que estaba demostrado científicamente que eran superiores y más inteligentes que los de ojos marrones y que, por eso, tenían derecho a ir al recreo o que podían repetir la comida. Mientras, a los niños de ojos marrones les dijo que son más lentos, menos inteligentes y más torpes, por lo que no podrían disfrutar de los privilegios de los primeros. Además, a cada niña y niño de la clase con ojos marrones se les hizo ponerse un pañuelo en el cuello que servía para identificarles rápidamente como el grupo discriminado. Esta separación en el aula rápidamente obtuvo consecuencias y empezaron las peleas entre ambos grupos y las discusiones en clase. Amigos de toda la vida se veían ahora enfrentados simplemente por el hecho de que les habían dicho que eran diferentes.
Pawla Kuczynskiego
Al día siguiente, la profesora invirtió los papeles y los niños de ojos marrones pasaron a ser los superiores. Lo curioso es que en ese momento este grupo realizó las tareas y los ejercicios de clase bastante más rápido que lo habían hecho el día anterior y mucho más rápido que el grupo de ojos azules. Cada grupo había adoptado perfectamente el rol de dominantes y subordinados con los correspondientes estados de ánimo de alegría y tristeza en cada uno de ellos.
Al finalizar, la profesora les explicó que se trataba de un ejercicio para que se dieran cuenta de cómo actúan los racistas en su país y que, si no les parecía justo sentirse discriminados por el color de sus ojos, tampoco era justo perpetuar los prejuicios sociales basados en categorías como el color de la piel.
Más tarde, Elliot desarrolló un experimento similar con funcionarios de una prisión de máxima seguridad de Nueva York y obtuvo resultados sorprendentemente muy parecidos a los de los niños.
http://en.wikipedia.org/wiki/Jane_Elliott
http://blog.isdfundacion.org/2012/09/09/experimentos-psicosociales-n%C2%BA3-una-clase-dividida-jane-elliot-1968/

martes, 24 de junio de 2014

La indefensión aprendida

La indefensión aprendida es un tecnicismo que se refiere a la condición de un ser humano o animal que ha "aprendido" a comportarse pasivamente, con la sensación subjetiva de no poder hacer nada y que no responde a pesar de que existen oportunidades reales de cambiar una situación detestable. 
La indefensión aprendida fue postulada por el psicólogo Martin Seligman. Seligman exponía a dos perros, encerrados en grandes jaulas, a descargas eléctricas ocasionales. Uno de los animales tenía la posibilidad de accionar una palanca con el hocico para detener esa descarga, mientras el otro animal no tenía medios para hacerlo. El tiempo de la descarga era igual para ambos, ya que la recibían en el mismo momento, y cuando el primer perro cortaba la electricidad, el otro también dejaba de recibirla.
En cualquier caso, el efecto psicológico en ambos animales era muy distinto; mientras el primero mostraba un comportamiento y un ánimo normal, el otro permanecía quieto, lastimoso y asustado, con lo que la importancia de la sensación de control en el estado de ánimo parecía demostrada. Incluso cuando la situación cambiaba para el segundo animal, y ya sí podía controlar las descargas, era incapaz de darse cuenta y seguía recibiendo descargas sin intentar hacer nada para evitarlo.

A aquellos individuos que han sido ineficaces o menos sensibles para determinar las consecuencias de su comportamiento se dice que han adquirido indefensión aprendida.
Algunos estudios han revelado que, cuando a una persona se le castiga de manera continua sin importar lo que haga, desarrolla indefensión aprendida, por lo que el sujeto deja de responder e intentar cambiar la realidad.
Muy vinculado a esta cuestión está el concepto de hegemonía en Gramsci.
http://stephanecoutelle.com/
http://www.domusweb.it/en/home.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Indefensi%C3%B3n_aprendida

lunes, 23 de junio de 2014

Cuando las culturas chocan

El lingüista británico Richard Lewis, en su libro, Cuando las culturas chocan, usa tres variantes para su diagrama de las relaciones de los países:
Lineales-activos: aquellos que planean, programan, organizan, buscan encadenar acciones y hacen una cosa cada vez. Los alemanes y suizos están en este grupo.
Multi-activos: aquellos pueblos animados, locuaces, que hacen muchas cosas a la vez, que planifican sus prioridades no de acuerdo con un calendario sino por el placer o importancia relativa que cada actividad trae consigo. Los españoles, italianos, latinoamericanos y árabes son miembros de este grupo.
Re-activos: aquellas culturas que dan prioridad a la cortesía y al respeto, escuchando en silencio y con calma a sus interlocutores y reaccionan atentamente ante las propuestas de la otra parte; los chinos, japoneses y fineses encajan en este grupo.
Lewis afirma que esta categorización de las normas nacionales no cambia significativamente con el tiempo. El comportamiento de las personas de diferentes culturas no es algo liviano, existen tendencias claras y tradiciones que lo afianzan. 
Incluso en los países donde el cambio político y económico está siendo rápido o profundo (Rusia, China, Hungría, Polonia, Corea, Malasia, etc.), las actitudes y creencias profundamente arraigadas resisten una transformación repentina de valores, incluso cuando son forzadas por los gobiernos o por organizaciones multinacionales.
Una cuestión curiosa es la particularidad de cada cultura en su relación con el tiempo. 
El tiempo se ve con una luz diferente por las culturas orientales y occidentales, e incluso dentro de estas agrupaciones asume aspectos muy diferentes de país a país. En el hemisferio occidental, Estados Unidos y México emplean el tiempo de maneras tan diametralmente opuestas que causa un choque entre los dos pueblos. En Europa occidental, la actitud de Suiza tiene poca relación con la de su vecina Italia.
Para un norteamericano, el tiempo es dinero. En una sociedad cuyo fin primordial es el lucro, el tiempo es un bien muy preciado. En los EE.UU. hay que hacer dinero, de lo contrario no eres nadie. Tienes 40 años para ganar 4 millones de dólares, lo que significa 100.000 por año. Para lograr esto en 250 días de trabajo, tienes que ingresar 400 dólares por día o 50 por hora. Con esta visión, los estadounidenses pueden decir que su tiempo cuesta 50 dólares la hora. Los estadounidenses también hablan de perder el tiempo y tienen un control muy medido del gasto, el presupuesto y el ahorro de tiempo.
Los estadounidenses no son los únicos que santifican la hora normal; también es prácticamente una religión en Suiza y Alemania. Estos países, junto al mundo anglosajón en general, los Países Bajos, Austria y los países escandinavos tienen una visión lineal del tiempo y de la acción. Sospechan, como los americanos, que el tiempo se desperdicia si no se toman decisiones o se realizan acciones con un fin determinado.
Estos grupos también son monocrónicos; es decir, que prefieren hacer una sola cosa a la vez, para concentrarse en él y hacerlo dentro de un horario fijo. Piensan que de esta manera consiguen más cosas y más eficientemente. 
Los europeos del sur son multi-activos.Cuantas más cosas pueden hacer al mismo tiempo, más felices y más satisfechos se sienten. Organizan su tiempo (y la vida) de una forma completamente diferente a los americanos, los alemanes y los suizos. Los pueblos multi-activos no están muy interesados ​​en los horarios o en la puntualidad. Españoles, italianos y árabes ignoran el paso del tiempo si esto significa interrumpir un acto placentero. 
"¿Estás enfadado porque he llegado a las 9:30?" le pregunta un italiano a su colega alemán. "En mi agenda pone que la cita era a las 9:00", dice el alemán. "Entonces, ¿por qué no escribes 09:30 y así estamos los dos contentos?" sería la respuesta lógica latina.
http://www.slate.com/blogs/business_insider/2013/09/08/the_lewis_model_explains_world_cultures_through_language.html
http://www.businessinsider.com/how-different-cultures-understand-time-2014-5#ixzz35MdQ9xJX
http://blogs.20minutos.es/nilibreniocupado/2011/04/13/las-horas-muertas/