Es muy común ver en televisión y en películas a los caballeros de la Edad Media que apenas pueden moverse por culpa de sus armaduras, además de que, a pesar de cargar con tanta defensa, terminan siendo asesinados por un arco u otra espada. En realidad, las armaduras no eran tan pesadas y eran extremadamente difíciles de atravesar.
Las armaduras más pesadas tenían un peso aproximado de 23 kilogramos, casi el mismo que el equipo de un soldado actual, y quienes fabricaban armaduras se aseguraban de que estas permitieran una gran movilidad a su usuario.
En tiempos modernos se han hecho pruebas con personas no entrenadas para ser caballeros usando estas armaduras, demostrando que el usuario puede rodar y moverse casi con completa libertad. Ahora imagina a alguien que desde su infancia se ha entrenado usando estas armas y armaduras.
Las armaduras eran totalmente capaces de repeler un golpe de una espada y, combinando la ropa de piel que se usaba debajo de la armadura, hacían casi imposible matar a alguien con una espada. La única forma de causar una herida mortal era apuntando la espada hacia la cara, con la esperanza de atravesar el necesario hueco en el casco y encajarla en el ojo.
En las películas también vemos a los caballeros caer cuando una flecha los atraviesa. En realidad para derrotar a un caballero con un arco se necesitaba de muchas flechas. Existen muchos escritos de caballeros regresando de la batalla tan llenos de flechas que los escritores los describían como puercoespines, sin estar siquiera heridos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario