lunes, 20 de marzo de 2017

Profecía autocumplida


Una profecía autocumplida consiste en una predicción que suscita un comportamiento tal en las personas que terminará provocando efectivamente el resultado que, según se había pronosticado, habría de producirse por otras causas. Los individuos creen erróneamente que la realidad precede a su creencia cuando es su creencia —infundada, por cierto— lo que da forma a la realidad.
El concepto de Robert K. Merton de profecía que se autorrealiza deriva del teorema de Thomas, que dice que "si una situación es definida como real, esa situación tiene efectos reales".
En otras palabras, la gente no reacciona simplemente a cómo son las situaciones, sino también, y a menudo principalmente, a la manera en que perciben tales situaciones, y al significado que le dan a las mismas. Por tanto, su comportamiento está determinado en parte por su percepción y el significado que atribuyen a las situaciones en las que se encuentran, más que a las mismas situaciones "materiales o reales". Una vez que una persona se convence a sí misma de que una situación tiene un cierto significado, y al margen de que realmente lo tenga o no, adecuará su conducta a esa percepción, con consecuencias en el mundo real.
En un experimento clásico muy conocido, Robert Rosenthal y Lenore Jacobson seleccionaron al azar estudiantes en una escuela de primaria, después de realizarles  una serie de tests de inteligencia. Sin embargo,  indicaron a sus profesores que, debido a las altas capacidades de los alumnos elegidos, tendrían grandes mejoras académicas durante el curso. El análisis de los resultados académicos y las mediciones de los tests realizados ocho meses después, demostró que el rendimiento de los alumnos elegidos durante el curso mejoró considerablemente. En el aula se dio lo que se conoce en psicología como profecía autocumplida, es decir, las creencias del profesor acerca de las capacidades de sus alumnos originaron conductas que el mismo profesor esperaba. No sólo las expectativas positivas o negativas del docente pueden afectar al comportamiento del alumno sino que, además, pueden afectar al nivel intelectual del mismo.


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