Un cinturón de castidad es una braga de hierro que supuestamente se obligaría a usar a algunas mujeres en la Edad Media para evitar las infidelidades sexuales en ausencia del esposo. Su efectividad se basa en el hecho de que, una vez cerrada con un candado y retirada la llave, resulta imposible que un hombre introduzca el pene en la vagina de la mujer, por la presencia de púas en el cinturón al nivel en el que ésta se encuentra, por lo que constituye un bloqueo para realizar el coito. Se utilizaba cuando los maridos se iban a las Cruzadas, a viajes de negocios o, simplemente, cuando se ausentaban por un largo tiempo. Existían dos llaves: una la tenía el marido y otra un sacerdote. Si el marido no volvía dentro del plazo de cuatro años, el sacerdote le quitaba el cinturón a la mujer.
El objeto ganó popularidad en Inglaterra en el siglo XIX gracias a un libro cuyo contenido lo describía como "una de las cosas más extraordinarias que los celos masculinos hayan realizado". El libro describe cómo era usado el objeto para asegurar la fidelidad de las damas que se quedaban solas en casa mientras sus maridos iban a luchar en las Cruzadas. El origen de este bulo parece encontrarse en Italia, donde apareció (en 1548) un cinturón de castidad en el catálogo del arsenal de la República de Venecia, que pertenecía Francisco II «El Joven», tercer señor de Padua, quien tras enfrentarse en guerra con la República Serenísima, fue conducido a Venecia y estrangulado en la celda junto a su hijo en 1405. Venecia creó una leyenda denigratoria sobre Francisco II por utilizar para su mujer y para sus innumerables amantes cinturones de castidad, «un instrumento de tortura», y por tanto era «un señor sádico perverso y tirano» que legitimaba moralmente a Venecia a incorporarse Padua y a justificar el horrible crimen. Kissinger o Bush no han inventado nada nuevo.
La verdad, sin embargo, es otra. El cinturón de castidad no puede usarse más que durante unas horas, como mucho un par de días. De otra forma, la mujer que lo llevase moriría víctima de infecciones, abrasiones y laceraciones provocadas por el contacto con el metal o, a largo plazo, si el cinturón entraba en contacto con agua, de tétanos causado por la oxidación del cinturón sobre la piel; de hecho, la portadora ni siquiera podría caminar libremente ni mucho menos sentarse.
Es en el siglo XIX cuando los cinturones, más refinados, pequeños y ligeros, son usados (muy esporádicamente) por algunas mujeres de Inglaterra y Francia, como las enfermeras y religiosas que atendían heridos en los frentes de batalla, para evitar las violaciones.
De cualquier modo, el cinturón de castidad es en realidad una invención muy posterior a la Edad Media, como mínimo del Renacimiento, aunque lo cierto es que no existen referencias históricamente probadas anteriores al siglo XIX. Ninguno de los cinturones de castidad que existen fueron hechos en el medievo, todos los expuestos en museos son falsificaciones del siglo XIX.
Fuentes:
http://www.abc.es/20120220/sociedad/abci-gran-mentira-cinturones-castidad-201202201403.htmlhttp://es.wikipedia.org/wiki/Cintur%C3%B3n_de_castidad
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