Hasta finales de la década de los ochenta era común entre los antropólogos creer que las adolescentes de Samoa eran promiscuas antes del matrimonio, cuando en realidad se valoraba en muy alto grado la virginidad.
El error fue fruto de las investigaciones de la antropóloga Margaret Mead (1901— 1978), durante mucho tiempo considerada una pieza intocable de la antropología. En 1926 llegó a Samoa como alumna del antropólogo alemán Franz Boas (1858-1942). Para Boas, la influencia genética era irrelevante comparada con la ambiental, y sostenía que todos los principios culturales y morales eran relativos. La joven Mead, en aquel entonces de 25 años de edad, estaba muy interesada en este relativismo, especialmente en lo que creía una intensa promiscuidad de los samoanos, pero no tenía modo de entablar un diálogo directo con ellos puesto que ignoraba el idioma: sus ayudantes fueron dos jóvenes de aproximadamente su edad, Fa'apua'a Fa'amu, quien la ayudó a recabar todos los datos y a explicarle las costumbres del país, y Fofoa, que no hablaba inglés.
Llegó un momento en que Fa'apua'a y Fofoa, como le habría ocurrido a cualquier joven de su edad en Occidente, se sintieron molestas por las insistentes preguntas sobre sus actividades sexuales. Se acogieron a una costumbre local, según la cual da buena suerte engañar a un extraño, y empezaron a largarle todo tipo de historias fantásticas acerca de su vida sexual: el coito indiscriminado y la vida relajada convertían la adolescencia en Samoa en un paraíso. Cuando Mead les preguntaba por la mañana dónde habían pasado la noche, Fofoa y Fa'apua'a (que en realidad era una virgen ceremonial) le decían: «¡Hemos pasado la noche con chicos, sí, con chicos!». Mead publicó estos datos en su libro, publicado en 1928, Corning of age in Samoa («Hacerse adulto en Samoa»), un éxito de ventas desde el primer momento y que se adhería al «relativismo cultural», también conocido como «determinismo cultural»: los problemas y la moral de las chicas de Samoa no tenían nada que ver con las de las jóvenes occidentales.
El primero en decir que la realidad era todo lo contrario, y que las chicas de uno y otro sitio estaban sometidas a un estricto control por parte de sus padres, fue Derek Freeman, quien viajó a Samoa para corroborar las historias de Mead. Se encontró con que Fa'apua'a Fa'amu, de 86 años, aún vivía (Fofoa había muerto en 1936): la anciana admitió haber mentido a la antropóloga, y se mostró arrepentida por ello, pero explicó sus razones. La práctica gracias a la cual se mantuvo engañado a Occidente durante 69 años acerca de la promiscuidad de unas adolescentes se llama tafa'ase'e o bien tau fa'alili.
Peter Villanueva Hering: Errores, falacias y mentiras. Ediciones del Prado, Navarra, 2000
https://es.m.wikipedia.org/wiki/Samoa
http://dxnews.com/5w0qq_samoa/
El error fue fruto de las investigaciones de la antropóloga Margaret Mead (1901— 1978), durante mucho tiempo considerada una pieza intocable de la antropología. En 1926 llegó a Samoa como alumna del antropólogo alemán Franz Boas (1858-1942). Para Boas, la influencia genética era irrelevante comparada con la ambiental, y sostenía que todos los principios culturales y morales eran relativos. La joven Mead, en aquel entonces de 25 años de edad, estaba muy interesada en este relativismo, especialmente en lo que creía una intensa promiscuidad de los samoanos, pero no tenía modo de entablar un diálogo directo con ellos puesto que ignoraba el idioma: sus ayudantes fueron dos jóvenes de aproximadamente su edad, Fa'apua'a Fa'amu, quien la ayudó a recabar todos los datos y a explicarle las costumbres del país, y Fofoa, que no hablaba inglés.
Llegó un momento en que Fa'apua'a y Fofoa, como le habría ocurrido a cualquier joven de su edad en Occidente, se sintieron molestas por las insistentes preguntas sobre sus actividades sexuales. Se acogieron a una costumbre local, según la cual da buena suerte engañar a un extraño, y empezaron a largarle todo tipo de historias fantásticas acerca de su vida sexual: el coito indiscriminado y la vida relajada convertían la adolescencia en Samoa en un paraíso. Cuando Mead les preguntaba por la mañana dónde habían pasado la noche, Fofoa y Fa'apua'a (que en realidad era una virgen ceremonial) le decían: «¡Hemos pasado la noche con chicos, sí, con chicos!». Mead publicó estos datos en su libro, publicado en 1928, Corning of age in Samoa («Hacerse adulto en Samoa»), un éxito de ventas desde el primer momento y que se adhería al «relativismo cultural», también conocido como «determinismo cultural»: los problemas y la moral de las chicas de Samoa no tenían nada que ver con las de las jóvenes occidentales.
El primero en decir que la realidad era todo lo contrario, y que las chicas de uno y otro sitio estaban sometidas a un estricto control por parte de sus padres, fue Derek Freeman, quien viajó a Samoa para corroborar las historias de Mead. Se encontró con que Fa'apua'a Fa'amu, de 86 años, aún vivía (Fofoa había muerto en 1936): la anciana admitió haber mentido a la antropóloga, y se mostró arrepentida por ello, pero explicó sus razones. La práctica gracias a la cual se mantuvo engañado a Occidente durante 69 años acerca de la promiscuidad de unas adolescentes se llama tafa'ase'e o bien tau fa'alili.
Peter Villanueva Hering: Errores, falacias y mentiras. Ediciones del Prado, Navarra, 2000
https://es.m.wikipedia.org/wiki/Samoa
http://dxnews.com/5w0qq_samoa/
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