Zenón de Citio fue el fundador del estoicismo. La escuela estoica se instaló en un lugar llamado el «Pórtico pintado» y de ahí recibió su nombre, pues «pórtico» en griego es «stoa».
Según los estoicos, existe una especie de ley universal o destino que rige todos los acontecimientos. Nada de lo que ocurre escapa a esta ley, que para ellos se confunde con la Razón universal.
Entre las cosas que Zenón de Citio predicaba estaban el autodominio de las pasiones y el desapego de los bienes materiales.
Pues bien, como los discípulos de Zenón eran muchos, Filemón, un comediógrafo, parodió su enseñanza con estas palabras:
«¡Qué extraña filosofía es ésta, en la que hay un maestro que enseña a tener hambre y tantos discípulos lo escuchan extasiados! ¡Yo, como muerto de hambre, siempre he sido autodidacta!»
González Calero, Pedro: Filosofía Para Bufones. Ariel, Barcelona, 2007
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