- Gato de Cheshire ¿podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí?
- Eso depende en gran parte al sitio al que quieras llegar- contestó el minino.
- No me importa mucho el sitio... siempre que llegue a alguna parte- dijo Alicia
- ¡Oh, siempre llegarás a alguna parte -aseguró el gato- si caminas lo suficiente!
El precio que pagamos por la previsión del futuro es la desazón que ello engendra. Sin duda, el augurio de una calamidad no resulta muy divertido. Cándido, con su optimismo desbordante, era mucho más dichoso que Casandra. Pero necesitamos de los componentes fatalistas de nuestra naturaleza para sobrevivir. Ellos fueron los artífices de una serie de doctrinas que aspiran en lo posible a interpretar el futuro y que han sido causa y origen de la ética, la magia, la ciencia y los códigos legales.
La ventaja que procura el pronóstico de las catástrofes radica en la posibilidad de adoptar medidas para impedir que se produzcan, sacrificando las ganancias inmediatas en favor de unos beneficios a más largo plazo. Una sociedad que, como resultado de esta capacidad de anticipación, alcanza un alto nivel de seguridad material, genera el tiempo libre necesario para impulsar el progreso social y tecnológico.
- Eso depende en gran parte al sitio al que quieras llegar- contestó el minino.
- No me importa mucho el sitio... siempre que llegue a alguna parte- dijo Alicia
- ¡Oh, siempre llegarás a alguna parte -aseguró el gato- si caminas lo suficiente!
El precio que pagamos por la previsión del futuro es la desazón que ello engendra. Sin duda, el augurio de una calamidad no resulta muy divertido. Cándido, con su optimismo desbordante, era mucho más dichoso que Casandra. Pero necesitamos de los componentes fatalistas de nuestra naturaleza para sobrevivir. Ellos fueron los artífices de una serie de doctrinas que aspiran en lo posible a interpretar el futuro y que han sido causa y origen de la ética, la magia, la ciencia y los códigos legales.
La ventaja que procura el pronóstico de las catástrofes radica en la posibilidad de adoptar medidas para impedir que se produzcan, sacrificando las ganancias inmediatas en favor de unos beneficios a más largo plazo. Una sociedad que, como resultado de esta capacidad de anticipación, alcanza un alto nivel de seguridad material, genera el tiempo libre necesario para impulsar el progreso social y tecnológico.
Incluso cuando parece obvio que el incremento del saber y la inteligencia son el único modo de salir de las dificultades que nos acechan y la única vía de acceso a un futuro halagüeño para la humanidad (o un futuro a secas), en la práctica no siempre se adopta esta postura. A menudo los gobernantes olvidan la diferencia entre beneficios a corto y a largo plazo. Las ventajas prácticas de mayor trascendencia han surgido de los progresos científicos más inverosímiles y en apariencia menos prácticos. Las ondas electromagnéticas son, hoy, la base sobre la que se sustenta nuestra civilización: internet, televisión, radio, telefonía, etc.
Las ondas electromagnéticas fueron introducidas por el físico escocés James Clerk Maxwell como elemento corrector y complementario del sistema de ecuaciones diferenciales parciales hoy conocidas como las ecuaciones de Maxwell. El nombre que les asignó inicialmente fue el de corriente de desplazamiento y si propuso su introducción fue, ante todo, porque suponía conferir un mayor atractivo estético a dicho sistema de ecuaciones.
El universo es intrincado y fascinante. Arrancamos secretos a la naturaleza por las sendas más insólitas. Si no consolidamos la investigación básica, si no se propicia la adquisición de conocimientos por su valor intrínseco, nuestras opciones de futuro quedarán peligrosamente limitadas. Basta con que un físico entre mil dé con algo como la corriente de desplazamiento para convertir el respaldo de este millar en una fabulosa inversión social. Sin una estimulación decidida, continuada y amplia de la investigación corremos el riesgo de comernos las semillas que utilizamos para la siembra, conseguimos atajar el hambre un invierno más pero renunciamos a la última esperanza de supervivencia de cara al siguiente. Sin cuidar a nuestros investigadores, obligados a marcharse porque aquí no tienen futuro, estamos haciéndonos más pobres, más atrasados, más incultos, más dependientes, más tontos, sin futuro.
Fuentes:
http://thisisnthappiness.com/post/109311752829/i-cant-go-back-to-yesterday-because-i-was-a
Sagan, Carl: Los dragones del Edén, Crítica, Barcelona, 2006
http://www.globepainter.com/#/?id=1
http://martabevacquaphotos.tumblr.com/
http://www.ucm.es/data/cont/docs/119-2014-02-19-Carroll.AliciaEnElPaisDeLasMaravillas.pdf
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