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El destino de los barcos era la región del Darién de Panamá, donde la Compañía de Escocia esperaba crear un centro comercial que uniría el istmo y uniría los grandes océanos del mundo, al tiempo que aumentaba las perspectivas económicas de un reino que mantenía tercamente su independencia frente a la emergente potencia inglesa.
El esquema para financiar la empresa consistió en atraer a una amplia gama de inversores, desde miembros del Parlamento hasta agricultores pobres: de hecho, se estima que alrededor de la mitad de todo el dinero en circulación en Escocia en ese momento siguió los vientos alisios hacia Panamá.
La expedición se encontró con la ruina. Los colonos, enfermos de fiebre amarilla y cepas de malaria para las cuales sus cuerpos no estaban preparados, comenzaron a morir a razón de una docena al día. "Las palabras que se repiten hasta la saciedad en los diarios son mosquitos, fiebre y muerte", escribe el historiador Timothy C. Winegard.
Después de seis meses, los supervivientes, excepto aquellos demasiado débiles para moverse, regresaron a sus barcos y huyeron hacia el norte. Aún así, seguían muriendo en masa. El rey Guillermo, monarca de Inglaterra y de Escocia, emitió un decreto a todas las colonias inglesas desde Canadá hasta el Caribe: no se debía comerciar con los escoceses errantes ni ayudarlos, ni siquiera se les debía ofrecer un barril de agua limpia. La razón: los comerciantes y el parlamento inglés vieron la empresa escocesa como una amenaza para los monopolios comerciales que disfrutaban.
Después de seis meses, los supervivientes, excepto aquellos demasiado débiles para moverse, regresaron a sus barcos y huyeron hacia el norte. Aún así, seguían muriendo en masa. El rey Guillermo, monarca de Inglaterra y de Escocia, emitió un decreto a todas las colonias inglesas desde Canadá hasta el Caribe: no se debía comerciar con los escoceses errantes ni ayudarlos, ni siquiera se les debía ofrecer un barril de agua limpia. La razón: los comerciantes y el parlamento inglés vieron la empresa escocesa como una amenaza para los monopolios comerciales que disfrutaban.

La noticia de la primera desastrosa expedición no llegó a Escocia a tiempo para evitar un segundo viaje de más de 1000 personas que llegó al Darién el 30 de noviembre de 1699. No corrieron mejor suerte que los primeros colonos pues, tras superar con dificultad diversas disensiones internas, tuvieron que enfrentarse con los españoles, quienes asediaron Fort St. Andrew durante un mes. Finalmente, los escoceses se rindieron y abandonaron su colonia.
Del total de 2500 colonos que partieron en las dos expediciones, aproximadamente sólo un centenar sobrevivió.
El desastre ayudó a poner fin a la independencia de Escocia. El Tratado de Unión de 1707 incluía una cláusula en la que el gobierno inglés acordó pagar una suma de dinero a los escoceses para compensar a los inversores de Darién por lo que habían perdido.
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Francis Alÿs, No cruce el puente antes de llegar al río |
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